El Ayuntamiento de Santander ha redoblado en las últimas semanas los esfuerzos para mantener en óptimas condiciones el Palacio de La Magdalena y su entorno, uno de los enclaves más icónicos y frecuentados de la capital cántabra. Las labores, ejecutadas por la empresa Légamo, especializada en jardinería y conservación del patrimonio, abarcan desde el cuidado minucioso de las zonas verdes hasta la protección de elementos históricos como los galeones del museo al aire libre «El Hombre y la Mar».
En un espacio donde conviven historia, naturaleza y turismo, el equipo de mantenimiento trabaja a diario para garantizar que la Península luzca impecable en cada rincón. Las praderas reciben un tratamiento exhaustivo que incluye siega, aireado y escarificado, mientras que las zonas con mayor sombra, donde el césped tiene más dificultades para crecer, son objeto de una atención especial. La retirada periódica de acículas bajo los árboles permite que la cubierta vegetal se mantenga verde y uniforme.
La estética floral también juega un papel clave en este plan de embellecimiento. Dos veces al año, en primavera y otoño, técnicos especializados renuevan las plantaciones de temporada, preparando el terreno con abonos orgánicos y seleccionando especies que no solo aportan color, sino que favorecen la biodiversidad. Los setos y arbustos, por su parte, son podados con criterios tanto funcionales como ornamentales, respetando las formas topiarias que caracterizan algunos de los jardines más emblemáticos del recinto.
La seguridad de los visitantes es otra prioridad. El mobiliario urbano —bancos, fuentes y áreas infantiles— pasa por rigurosos controles que incluyen la sustitución de piezas dañadas, la eliminación de grafitis y el tratamiento de las estructuras de madera. En paralelo, un equipo especializado realiza inspecciones periódicas del arbolado, utilizando incluso tecnología como la resistografía y la tomografía para detectar posibles riesgos en ejemplares de gran porte. Las palmeras reciben tratamiento contra el picudo rojo, mientras que los pinos son protegidos frente a la procesionaria mediante endoterapia.
Uno de los elementos que ha requerido una intervención más inmediata ha sido el conjunto de galeones del museo al aire libre, cuya estructura presenta un deterioro avanzado. Para evitar accidentes y frenar su degradación, los Talleres Municipales han instalado un vallado perimetral temporal mientras se estudian soluciones definitivas para estas embarcaciones históricas.
Con esta estrategia integral de conservación, el Consistorio santanderino reafirma su compromiso con un espacio que forma parte indisoluble de la identidad de la ciudad. Las labores, que se desarrollan durante todo el año, buscan equilibrar la protección del patrimonio con el disfrute ciudadano, asegurando que La Magdalena siga siendo un orgullo para Santander.