Los sindicatos CCOO, UGT y la patronal han puesto en marcha este miércoles la mesa negociadora del nuevo convenio de hostelería en Cantabria, que entrará en vigor el 1 de enero de 2026 y marcará las reglas del juego para un sector en plena bonanza. Las primeras reuniones arrancarán el 15 de enero en la Organización para la Resolución Extrajudicial de Conflictos Laborales (Orecla), con el objetivo de blindar mejoras que acaben con los agujeros de precariedad que lastra al oficio.
Desde la Federación de Servicios de CCOO en Cantabria, su responsable de hostelería, Goyo García, ha apretado las tuercas a la patronal para que el acuerdo incorpore cambios profundos que respondan a los déficits acumulados. «Es un sector en época dorada, tractor de la economía de la comunidad autónoma según datos del INE, que aporta el 13% del PIB y emplea a más de 16.000 personas –hasta 25.000 en temporadas altas–, pero las condiciones laborales espantan al personal», ha espetado. Las empresas se quejan de falta de manos, pero García lo tiene claro: «La gente se va a otros curros porque aquí no hay estabilidad ni sueldos que dignifiquen».
El sindicato reclama equidad en la reparto de beneficios, con énfasis en contratos cumplidos al milímetro, salarios que motiven a los cántabros a quedarse en el tajo y estabilidad como pilar básico. «Las cifras del sector son extraordinarias y parte de esos márgenes han de bajar a los trabajadores», insiste García, que ve «imprescindible» elevar el listón para que el oficio sea atractivo de verdad.
El primer contacto ha dejado buen sabor de boca, con sintonía inicial y esperanza de cerrar un pacto «digno» que supere al actual, tan precario como caduco. García percibe voluntad patronal por mejorar condiciones y salarios, y cruza los dedos para que «esta vez sí» se firme algo que haga justicia al boom hostelero de Cantabria.














