La Guardia Civil ha detenido a dos varones, de 64 y 18 años, acusados de participar en lo que los investigadores han calificado como una cadena de actos delictivos dirigidos contra animales domésticos y contra una persona particular. Los hechos, que tuvieron lugar entre Corvera de Toranzo y Santander, incluyen maltrato con resultado de muerte, amenazas sostenidas y daños, y han sido investigados en el marco de la denominada operación HEADDOG.
Todo comenzó en abril, cuando el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil en la comunidad autónoma recibió el aviso sobre unos hallazgos perturbadores en el municipio de Corvera de Toranzo. Los agentes se desplazaron al lugar y constataron algo que dejó clara la gravedad de lo ocurrido: encontraron el cuerpo de un perro sin cabeza y, en las inmediaciones, la cabeza de otro animal. Lo que parecía un incidente aislado pronto reveló ser parte de una trama mucho más compleja y preocupante.
A medida que los investigadores profundizaban en el asunto, fueron conectando los puntos entre distintos sucesos ocurridos prácticamente en las mismas fechas. En la ciudad de Santander, dentro de una furgoneta cuyo cristal había sido roto, descubrieron el cuerpo sin vida de otro perro al que le faltaba la cabeza. Paralelamente, en Corvera de Toranzo, localizaron la cabeza de un tercer animal colgada en una bolsa que pendía de la puerta de acceso a una propiedad privada. El propietario de esa finca no era una víctima accidental: había estado recibiendo amenazas explícitas, y toda la cadena de hechos resultó estar conectada en una estrategia deliberada de intimidación.
En sus labores de investigación, los agentes tuvieron que deslindar también los casos que habían generado alarma social en redes sociales. Había denuncias de vecinos en Corvera sobre perros sustraídos en esa zona, pero el trabajo de los investigadores permitió determinar que esos animales no guardaban relación alguna con los crímenes ni con las amenazas que se estaban investigando. Fue importante aclarar esto para no confundir líneas investigativas ni alarmar innecesariamente.
Los guardias civiles continuaron recopilando pruebas e información durante meses. Uno de los aspectos clave de la investigación fue la identificación del vehículo que había sido utilizado para transportar los restos de los perros de un lado a otro, así como las labores de seguimiento de los movimientos de las personas sospechosas. Con esa documentación y esos indicios en la mano, los agentes fueron tejiendo una malla de pruebas que les permitió, finalmente, atribuir los hechos a los dos investigados.
Fue ya en el último mes del año pasado cuando efectivos del SEPRONA, tras varios meses de trabajo de campo, conseguían localizar a los dos varones y practicaban sus respectivas detenciones. La acusación contra ellos es seria: maltrato animal que ha causado la muerte de los animales, un delito continuado de amenazas contra el propietario de la finca y un delito de daños por los cristales rotos y otros desperfectos. El caso ha sido puesto a disposición de la autoridad judicial competente, que determinará los siguientes pasos del proceso penal.














