El estadio de Riomar vivió este jueves una noche para el recuerdo. La Real Sociedad Deportiva Sámano disputó por primera vez en sus 47 años de historia un partido de Copa del Rey y lo hizo ante todo un Deportivo de La Coruña que acabó imponiéndose por 1-5, en un marcador quizás demasiado severo para lo visto sobre el césped. Pese al resultado final, el cuadro cántabro ofreció una imagen notable en un choque que reunió a unas 2.500 personas y que convirtió a Castro Urdiales en una auténtica fiesta del fútbol.
El equipo dirigido por Jon Ander Lambea trató desde el inicio de no dejarse intimidar por la diferencia de categoría —el Sámano milita en la Segunda RFEF y el Dépor en Segunda División— y durante buena parte del encuentro lo consiguió. Con una defensa férrea, mucho orden táctico y el respaldo incesante de la afición, los naranjas resistieron los primeros envites del conjunto gallego, que avisó pronto con la calidad de su plantilla pero que, durante muchos minutos, encontró un rival valiente dispuesto a disputar cada balón.
El primer golpe lo asestó el Deportivo en el minuto seis, cuando Barcia adelantó a los visitantes rematando un saque de esquina. Pero el Sámano no se vino abajo. Apenas diez minutos después, Castillo aprovechó un envío desde la derecha para marcar el empate, desatando la euforia en las gradas. Durante un tramo del primer tiempo, los castreños llegaron incluso a discutirle la posesión al cuadro coruñés, generando peligro con transiciones rápidas y presión alta.
La ilusión duró hasta el minuto 24, cuando un error defensivo permitió a Herrera poner el 1-2. Aun así, el conjunto local no se descompuso y consiguió aguantar el tipo hasta bien entrada la segunda mitad. La grada lo reconoció con una ovación a cada recuperación, consciente del despliegue físico que exigía mantener el pulso ante un rival profesional.
Tras el descanso, el guion del partido se mantuvo equilibrado durante los primeros compases, con el Sámano empujado por el viento y el coraje. Un remate de Jon López al larguero en el minuto 68 estuvo a punto de igualar el marcador, pero apenas dos minutos después Herrera volvió a aparecer para marcar el tercero y sentenciar el choque. A partir de ahí, Eddachcouri y Stoichkov completaron la goleada con dos tantos en los últimos minutos, reflejando en el marcador una diferencia mayor que la mostrada en el juego.
Más allá del resultado, la cita tuvo un aire histórico. Riomar acogió unas gradas supletorias debido a que el campo de Vallegón no cumplía con los requisitos de la competición, y antes del encuentro los jugadores fueron recibidos entre vítores, bengalas y cánticos. Nadie quiso faltar a una noche en la que el Sámano se ganó el respeto y el aplauso de su público.
La aventura copera se cierra con una derrota, pero también con un orgullo que trasciende el resultado. El conjunto castreño, campeón de Tercera RFEF la pasada temporada, ha escrito una de las páginas más emocionantes de su historia. “Nos hemos vaciado ante un rival enorme”, reconocía uno de los jugadores al final del encuentro, mientras los aficionados seguían coreando el nombre de su equipo. En el fútbol, a veces, perder también puede tener sabor a victoria.













