El fin de semana dejó sensaciones muy diferentes para los representantes cántabros en Tercera Federación. El Rayo Cantabria volvió a despedirse de la victoria en un encuentro que se le escapó en casa ante el Bergantiños (1-2), sumando ya siete jornadas consecutivas sin llevarse los tres puntos. Por su parte, la UD Sámano vendió cara su derrota en el campo del Real Ávila (3-2), donde a punto estuvo de culminar una remontada en un partido vibrante y lleno de alternativas.
En los Campos de Sport de Astillero -La Planchada-, los de Ezequiel Loza arrancaron bien plantados sobre el césped, con intención de mandar en el juego desde el primer instante. Sin embargo, el cuadro gallego golpeó pronto: en el minuto 11, Marru cazó una volea desde la frontal para batir a Laro y poner el 0-1. A partir de ahí, el filial racinguista se volcó sobre el campo rival y rozó el empate en varias ocasiones, especialmente con un disparo de Diego Fuentes que lamió el poste.
El premio al esfuerzo local llegó justo antes del descanso, cuando Adri Argos se inventó un cañonazo desde treinta metros que se coló por la escuadra. El gol, además de igualar el marcador, reactivó a los cántabros, que encararon el descanso con la sensación de haberle dado la vuelta al pulso emocional del duelo. Sin embargo, el segundo tiempo terminó castigando a los verdiblancos. Darío, tras una gran jugada asistida por Marru, volvió a poner en ventaja al Bergantiños en el minuto 59 con un disparo ajustado que Laro no pudo detener.
Los de Loza empujaron con todo lo que tenían, introduciendo cambios ofensivos y desplegando más hombres en campo contrario, pero la falta de claridad en los metros finales y la buena organización defensiva visitante frustraron el intento de remontada. La derrota supone un nuevo golpe para un Rayo que sigue atascado en mitad baja de la tabla, con la urgencia de reencontrarse con la victoria para no complicarse la temporada. A pesar de recuperar piezas importantes como Laro, Diego Rosado y Diego Díaz, el conjunto cántabro no consigue traducir sus buenas sensaciones en resultados.
Distinta, aunque igualmente amarga, fue la tarde para la UD Sámano, que plantó cara en el Adolfo Suárez de Ávila y luchó hasta el último minuto pese a jugar en inferioridad numérica. El partido se le puso cuesta arriba muy pronto, con dos goles locales antes de la media hora, obra de Carlos Pérez y Gonzalo Serrano, que colocaban el 2-0 al descanso. La segunda parte comenzó con un nuevo tanto encarnado, el 3-0, que parecía sentenciar el encuentro.
Pero el conjunto de Jon Ander Lambea no se rindió. En apenas cuatro minutos, Quíntela y Lambea recortaron distancias, metiendo el miedo en el cuerpo al Real Ávila y abriendo de nuevo el partido (3-2). La recta final fue un ejercicio de orgullo y resistencia para los cántabros, que incluso reclamaron un penalti no señalado y acabaron con diez hombres tras la expulsión de Castillo en el minuto 83. Aun así, el Sámano siguió atacando hasta el último suspiro, sin fortuna ante un rival que también temió por dejar escapar el triunfo.
El técnico local, Marc García, admitió tras el pitido final que su equipo “gestionó mal el partido pese a tenerlo controlado”, mientras que su homólogo cántabro se marchó con la satisfacción del esfuerzo y la rebeldía de los suyos. El conjunto samaniego sigue inmerso en la zona baja, pero dejó una imagen renovada, competitiva y ambiciosa que invita a pensar en una pronta reacción.
El Rayo Cantabria, por su parte, deberá revertir cuanto antes su tendencia negativa y aprovechar el próximo compromiso para recuperar confianza. La falta de gol y los errores defensivos están lastrando a un equipo que ofrece buen juego, pero sin la eficacia necesaria para traducirlo en puntos. El Sámano, aunque sin premio, demostró que aún tiene voz en esta categoría y que cada partido lo disputará hasta el último instante.














