El Racing logró una victoria clara este domingo en El Sardinero, imponiéndose por 3-0 ante un Málaga que nunca encontró el ritmo necesario para hacer peligrar los tres puntos. Con un estadio lleno, que superó los 20.000 espectadores, los verdiblancos supieron leer el partido, especialmente tras la expulsión de Javi Montero poco antes del descanso, un hecho que cambió el escenario y abrió el camino para que los locales dominaran con mayor claridad.
El partido comenzó con dominio alterno y mucha intensidad. Pero fue un encuentro táctico y muy igualado durante la primera mitad, en la que ambos conjuntos defendieron con firmeza y aprovecharon las pocas ocasiones. Las actuaciones destacadas del portero Ezkieta y de jugadores ofensivos mantuvieron el marcador igualado hasta el descanso, cuando el Racing logró adelantarse gracias a un gol de Villalibre, que creció como referencia en ataque. La exclusión del malaguista Montero aumentó la presión sobre el equipo visitante, que tuvo que afrontar el segundo tiempo en inferioridad numérica.
Tras la reanudación, el conjunto local mejoró notablemente y se mostró convincente en el juego colectivo. Los cambios realizados por el técnico José Alberto surtieron efecto con Jeremy y Andrés, quienes certificaron la victoria con goles en los minutos 73 y 85. La capacidad para mantener la portería a cero, algo inédito en la temporada 2025/26 hasta ese momento, subrayó la solidez defensiva de un equipo que supo controlar el ritmo y responder a la presión de su afición.
El entrenador valoró la actuación de sus jugadores, destacando el equilibrio entre defensa y ataque y la importancia de saber aprovechar los momentos de superioridad. José Alberto enfatizó que una de las claves fue la actitud y concentración en los momentos decisivos, además de la contribución de los que entraron desde el banquillo, aportando frescura y soluciones. Remarcó la necesidad de ser constantes en ese nivel para mantener las buenas sensaciones y continuar en la lucha por el objetivo de la temporada.
El Racing ahora se prepara para su próximo compromiso, que le enfrentará a un rival directo en El Molinón de Gijón, una prueba de fuego para comprobar si el equipo es capaz de sostener y confirmar este rendimiento alto. La confianza recuperada y el juego desplegado en El Sardinero son un aliciente para jugadores, cuerpo técnico y afición de cara a un calendario exigente que se presenta en las próximas semanas.