La Unión Europea ha cerrado esta semana el reparto de las cuotas pesqueras para 2025, un acuerdo que traerá tanto buenas como malas noticias para el sector pesquero cántabro. Entre los aspectos positivos, destaca la reactivación de la pesca dirigida de jurel, que había estado paralizada durante dos años debido a la cuota cero. Sin embargo, los pescadores también se enfrentan a una reducción del 22% en el cupo del verdel, una medida que ya fue anunciada en octubre y que refleja los problemas de sostenibilidad de esta especie.
El presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Cantabria, César Nates, ha alertado sobre las dificultades que afronta el sector, especialmente en relación al verdel. En declaraciones a Hora 14 Cantabria, Nates ha subrayado que, aunque no hay fondos disponibles para el desguace de los barcos, si los hubiera, «se los llevaría el Mediterráneo». Según Nates, la biomasa del verdel está en una situación crítica y, de cara a 2026, el sector se enfrentará a un «problemón».
El acuerdo alcanzado por los ministros de Pesca de la Unión Europea también incluye una distribución favorable para otros recursos del Atlántico. La cuota de merluza sur se mantiene en 10.953 toneladas, una cifra que se considera positiva, al igual que el aumento en los cupos de gallo y rape. El acuerdo, que se cerró después de dos días de negociaciones en Bruselas, también establece un recorte significativo en las jornadas de pesca en el Mediterráneo, una medida que España ya había rechazado por considerarla excesiva.
El comisario europeo de Pesca, Costas Kadis, destacó que las nuevas medidas buscan proteger las poblaciones de peces y el entorno marino, a la vez que se toman en cuenta las necesidades del sector pesquero. Se introducirá un mecanismo de compensación que permitirá a los pescadores obtener más días de pesca si adoptan prácticas sostenibles, como el uso de mallas más finas o la reducción de áreas de pesca.
El acuerdo, aunque complejo, busca equilibrar la sostenibilidad medioambiental con la viabilidad económica del sector pesquero, que se enfrenta a retos importantes. En el caso de la flota de arrastre española en el Mediterráneo, las reducciones de días de pesca podrían haber sido aún más drásticas, con una propuesta inicial de un 79% menos jornadas, algo que finalmente se evitó.














