La explosión que devastó un edificio en el barrio de La Albericia, Santander, y causó la muerte de tres personas fue intencionada, de acuerdo con el informe final de la Policía Nacional. Tras tres semanas de investigación, las autoridades concluyen que Manuel Fernández Cuenca, uno de los fallecidos, fue quien provocó el siniestro. El hombre, de 43 años, tenía antecedentes psiquiátricos, un historial de intentos de suicidio y había estado en prisión.
Desde el mismo día del suceso, los vecinos apuntaban hacia Fernández Cuenca, conocido como «Lolo». Las sospechas se confirmaron tras la inspección policial de su vivienda, donde se encontraron múltiples bombonas de butano manipuladas, lo que habría desencadenado las explosiones que colapsaron el edificio. La investigación también revela que el acusado vivía solo tras el fallecimiento de su madre y tenía problemas de alcoholismo.
Derivaciones legales y económicas tras el siniestro
El juez encargado del caso, Miguel Ángel Agüero, ha levantado el secreto de sumario, y fuentes judiciales indican que la causa penal será sobreseída debido al fallecimiento del responsable. Esto trasladará el caso a la jurisdicción civil para determinar quién debe asumir las indemnizaciones por los daños.
El seguro de la comunidad podría adelantar los costos iniciales de desescombro y reconstrucción del edificio, aunque la responsabilidad final dependerá de la cobertura del seguro del fallecido. Los propietarios tienen un plazo de dos meses para iniciar las labores de desescombro, empezando por contratar un arquitecto que elabore un proyecto técnico.
Mientras tanto, los afectados siguen buscando soluciones habitacionales temporales, a la espera de que se resuelva quién financiará la reconstrucción y las indemnizaciones por las pérdidas sufridas.