El Ayuntamiento de Comillas pondrá sobre la mesa este viernes en Pleno la cancelación íntegra de sus 850.000 euros de deuda, tirando del remanente de tesorería vía un modificado presupuestario que les deja el libro de cuentas limpio de golpe. Así, cierran el año a cero de rojo, con más músculo para encarar proyectos nuevos sin hipotecas pendientes y una solvencia que da aire fresco al Consistorio. Miran ya al 2026 con ojo puesto en los 1,2 millones extra de remanente que aún tienen en caja, aunque eso dependerá de lo que dicten las reglas de gasto desde Madrid, han avisado en su comunicado.
El paquete que se vota incluye el pago anticipado de dos préstamos que quedaron colgados. El primero, pillado en 2024 para comprar un solar en Ruiseñada que encaja en el PGOU, y que de paso cubría posibles extras del Plan de Sostenibilidad Turística en Destino, aunque al final no han tocado un duro más porque las obras salen con el presupuesto original en licitación. El otro, unos 44.000 euros de la última cuota de un crédito del IDAE de 2017 para tunear el alumbrado público, que ya toca a su fin. Con esta operación, Comillas se quita el lastre y respira, todo sin tocar servicios básicos ni inversiones en marcha.
María Teresa Noceda, alcaldesa, ha sacado pecho por este paso, que achaca a un «manejo sensato» del dinero del pueblo, que ha dejado un remanente gordo y confiable para liquidar deudas sin dramas. «Es fruto de no despilfarrar y priorizar lo que cuenta», ha zanjado, convencida de que así el Ayuntamiento gana libertad para lo que venga. Julián Rozas, concejal de Hacienda, lo ve como un «punto y aparte» clave: deuda a cero trae estabilidad en los números, aligera cargas a futuro y pone todos los euros en bandeja para lo que de verdad mola, como chances para que los comillanos vivan mejor día a día.
La sesión plenaria de mañana no se queda ahí: también se aprueba el contrato para urbanizar el Frente Marítimo, otro para levantar un estacionamiento en Calle Regato Callejo y un convenio urbanístico que avanza en el tablero local. En Comillas, que vive de su impulso turístico y su patrimonio, estas cuentas saneadas son oro para no parar de mover ficha en infraestructuras que enganchan visitantes y dan oxígeno a los vecinos. El remanente ha sido el as en la manga, acumulado con tiento en estos años, y ahora permite soñar con más sin pedir prestado. Noceda y Rozas coinciden en que es un modelo a seguir: gastar bien, ahorrar con cabeza y reinvertir en la comunidad autónoma sin dejar facturas para después.
Este hito llega en un momento dulce para el Ayuntamiento, que ha sorteado baches financieros con disciplina y ahora puede mirar al horizonte con ambición. El Pleno del viernes servirá de escaparate para esta gestión, que busca el sí de todos los grupos y consolidar Comillas como ejemplo de prudencia fiscal en la costa cántabra. Con la deuda evaporada, el foco se pone en crecer sin riesgos, desde paseos marítimos hasta plazas de garaje que quitan presión al pueblo, todo al servicio de unos comillanos que merecen lo mejor sin cargas heredadas.













