El Pleno del Ayuntamiento de Santander ha dado este jueves un respaldo total a la moción de Izquierda Unida para desbloquear la gestión de La Remonta, esa finca de más de 28 hectáreas en manos del Ministerio de Defensa que linda con Campogiro, Peñacastillo, Cajo, Cazoña y Nueva Montaña, y que lleva años abandonada como el mayor pulmón verde sin explotar de la ciudad. La propuesta, que aceptó una enmienda de Vox para reclamar la mutación demanial –es decir, pasar la competencia municipal sin cambiar el dueño estatal–, salió adelante con los votos del PP, PSOE, PRC, Vox e IU, poniendo fin a un limbo administrativo que se arrastra desde que Defensa la usaba como criadero de caballos hasta 2010, pasando por intentos fallidos de viviendas en la burbuja de 2006 o planes urbanísticos anulados por los tribunales en 2016.
Keruin Martínez, concejal de IU, no ha escondido su satisfacción por el pacto grupal y ha destacado el empuje vecinal, con algunos residentes de la zona presentes en el salón de plenos para presionar por un cambio real. «Todos juntos avalamos este avance, que debe ser el arranque de un esfuerzo continuo, serio y colectivo, dejando atrás ideologías para priorizar lo que Santander necesita de verdad», ha declarado, insistiendo en que el objetivo es una vía firme para que el Ayuntamiento tome las riendas y dote a esos terrenos de un servicio social útil, como un gran parque urbano que evite el hormigón y respete su valor ecológico. Martínez ha recordado cómo en 2015 se cedieron 95.000 metros cuadrados por cinco años, prorrogados hasta 2025 sin cesión gratuita posible por ley según Margarita Robles, y cómo Sánchez descartó viviendas allí por falta de apoyo local en 2023.
El edil izquierdista ha lanzado un guante a todos: «Ha llegado la hora de una política tenaz y madura, distinta a los tropiezos de las últimas tres décadas con cartas, reuniones y promesas vacías; centrémonos en la ciudad y manos a la obra». Propone consolidar el pacto con control en la Comisión de Desarrollo Sostenible, donde IU quiere sumar ideas, y un proceso abierto a la ciudadanía para decidir el futuro de La Remonta, que ya tiene parte habilitada como zona verde pero clama por más equipamientos sin especulación. Este consenso llega tras años de desencuentros: el Ayuntamiento pide cesión gratis argumentando impuestos ya pagados, Defensa valora el suelo y hasta sugirió expropiación, mientras ecologistas y vecinos rechazan urbanizarlo, viendo en él la última reserva verde frente al crecimiento de barrios como Peñacastillo, que sufre falta de servicios.
La moción marca un antes y un después en una parcela histórica –fábrica de cerveza, viñedos y refinería de azúcar antes de 1921–, que podría convertirse en dotaciones para una Santander en expansión, siempre con función pública al frente y sin repetir errores pasados como el plan de 1.300 pisos colmatado que tumbó ARCA. Martínez ha cerrado emplazando a la acción coordinada: «Queremos aportar y estar en el barco; ahora toca seguimiento y participación real para que La Remonta deje de ser un solar olvidado y pase a ser un orgullo compartido».













