El Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Santander ha impulsado una moción para que el Gran Casino del Sardinero vuelva a tener un uso eminentemente cultural y ciudadano, después de que el Consistorio y el Gobierno de Cantabria hayan acordado una aportación extraordinaria de un millón de euros para evitar la disolución de la sociedad pública que lo explota.
El secretario general y portavoz municipal del PSOE, Daniel Fernández, sostiene que la situación actual “no es sostenible” y cuestiona que se sigan destinando recursos públicos a un modelo que, a su juicio, “aporta poco a la ciudad y reduce un edificio emblemático a un negocio privado de juego y hostelería”. “Ese inmueble es parte del patrimonio sentimental de Santander, no puede quedar limitado a una ruleta y unas mesas de juego”, ha advertido.
Fernández ha rememorado que el Casino fue durante décadas “uno de los grandes espacios culturales de Santander”, con programación estable de conciertos, obras de teatro, ciclos de cine, galas y actividades vinculadas al Festival Internacional. “Era un lugar con vida, abierto, elegante, muy ligado a la identidad de la ciudad”, ha descrito. En contraste, considera que en la actualidad el edificio está “claramente infrautilizado” en su vertiente cultural y “prácticamente orientado al juego y a la actividad hostelera”. “Santander no puede conformarse con esto”, ha lamentado.
El portavoz socialista también ha puesto el foco en lo que califica de “contradicciones evidentes” del modelo vigente. “Por un lado, Ayuntamiento y Gobierno de Cantabria inyectan dinero público para sostener una actividad privada de juego; por otro, promueven campañas contra la ludopatía y alertan de sus efectos en la población más vulnerable. El mensaje es difícilmente comprensible”, ha opinado. A su entender, esta incoherencia se agudiza en un contexto en el que la capital cántabra “necesita más espacios culturales, más salas de creación, más vida comunitaria y más oferta para el tejido artístico local”.
En este escenario, Fernández interpreta la aportación de un millón de euros como “una oportunidad que no se debe desaprovechar” para redefinir el proyecto del inmueble. “Si se va a aportar dinero público, tiene que ser para replantear la función del edificio y convertirlo en un equipamiento cultural de referencia, no para apuntalar sin más la situación actual”, ha defendido. Ha recordado que en los últimos años numerosas ciudades españolas y europeas han transformado antiguos inmuebles singulares en centros culturales con “resultados muy positivos tanto en términos de actividad artística como de dinamización económica y social”.
Entre esos ejemplos, el dirigente socialista ha citado Tabakalera en San Sebastián, Azkuna Zentroa en Bilbao, Las Cigarreras en Alicante o la Tate Modern de Londres. “Donde se ha apostado por recuperar edificios históricos para la cultura, ha mejorado la vida de la ciudad y se ha generado un nuevo atractivo para residentes y visitantes. Santander no tiene por qué quedarse atrás”, ha recalcado.
La moción del PSOE plantea que el Ayuntamiento exprese de manera explícita su voluntad política de recuperar la vocación cultural del Casino del Sardinero y que se ponga en marcha un proceso de diálogo con el sector cultural, el tejido asociativo, las instituciones y la ciudadanía. “No se trata de cerrar nada ni de improvisar sobre la marcha”, ha puntualizado Fernández, que apuesta por una planificación “seria, gradual y transparente” de la nueva etapa del edificio. “Si ponemos dinero de todos, el retorno debe ser para todos; ese inmueble tiene que estar al servicio del interés general”, ha insistido.
Para el portavoz socialista, el debate que se abre con esta decisión va más allá del futuro inmediato del Casino. “Lo que está en juego es el modelo de ciudad que queremos”, ha resumido. En este sentido, ha contrapuesto dos escenarios: “Una Santander que cuida su patrimonio, que apuesta por la cultura como motor económico y social y que lo coloca en el centro de su proyecto de futuro, o una ciudad que asume sin rechistar seguir pagando para mantener un negocio privado sin un horizonte claro”. “Desde el PSOE lo vemos nítido: Santander merece ambición, merece cultura y merece recuperar un espacio que, durante muchos años, sintió como propio”, ha concluido.












