El Racing de Santander cayó eliminado de la Copa del Rey en un duelo vibrante contra el Celta de Vigo, que necesitó de los últimos minutos para resolver un partido donde los cántabros, con diez jugadores desde la primera mitad, demostraron garra, orgullo y carácter. A pesar del 2-3 final, la afición racinguista despidió a su equipo con una ovación en reconocimiento al esfuerzo titánico mostrado en El Sardinero.
Primera mitad: un Racing valiente y una expulsión que marcó el partido
El choque comenzó con un Racing ambicioso y bien plantado en el campo. El equipo de José Alberto López apostó por un esquema ofensivo que le permitió hacerse con el control del juego en los primeros compases. Fruto de ese dominio llegó el primer gol en el minuto 7: Andrés, con oportunismo y calidad, aprovechó un buen pase de Íñigo Vicente para poner el 1-0 en el marcador y encender a una grada que soñaba con la machada.
El Celta, sorprendido por el ímpetu verdiblanco, tardó en reaccionar, pero lo hizo con efectividad. En el minuto 19, Alfon, un jugador que tuvo un discreto paso por el Racing la temporada pasada, castigó a su exequipo. Aprovechando un centro desde la banda y una mala defensa local, el extremo celeste puso el 1-1 y devolvió las tablas al marcador.
El momento clave del partido llegó en el minuto 34. Álvaro Mantilla fue expulsado con roja directa tras una entrada a destiempo que dejó al Racing con diez jugadores. A partir de ahí, el equipo local tuvo que replegarse y resistir los embates de un Celta que empezó a crecer en el partido. Antes del descanso, Miquel Parera, el guardameta racinguista, evitó el segundo de los gallegos con una gran parada ante un disparo de Alfon, manteniendo vivo a su equipo.
Segunda mitad: resistencia heroica y un final cruel
Con un hombre menos, el Racing afrontó el segundo tiempo con una misión clara: resistir y aprovechar las pocas oportunidades que pudiera generar. El Celta salió con todo en busca del gol que le diera ventaja, pero los verdiblancos, liderados por un sólido Parera en la portería y una defensa muy ordenada, supieron contener las acometidas rivales.
Cuando más sufría el Racing, apareció el espíritu combativo que caracteriza al equipo. En el minuto 69, en una jugada embarullada dentro del área celeste, Arana, que había ingresado poco antes al terreno de juego, marcó el 2-1. Su remate en semifallo, tras un rebote, batió al portero Iván Villar y desató la locura en El Sardinero.
Con el marcador a favor, el Racing se encerró atrás, consciente de que el cansancio y la inferioridad numérica hacían cada vez más difícil sostener el resultado. El equipo visitante, intensificó su asedio en busca del empate. En el minuto 85, la fortuna se alió con el Celta: un centro lateral acabó con un desafortunado gol en propia puerta de Javi Castro, que puso el 2-2 en el marcador.
El golpe anímico fue duro para los cántabros, que aun así trataron de resistir en los últimos minutos. Pero el esfuerzo acumulado y el desgaste físico pasaron factura. En el minuto 92, Alfon volvió a aparecer para sentenciar el partido. El extremo celeste aprovechó un descuido defensivo y, con un remate preciso, firmó su doblete y el 2-3 definitivo.
Una despedida con honor y el aplauso de la grada
El pitido final dejó un sabor agridulce en los Campos de Sport. Aunque la eliminación siempre es dolorosa, el Racing demostró que es un equipo competitivo capaz de plantar cara a un rival de Primera División, incluso en condiciones adversas. La afición, agradecida por el esfuerzo de los suyos, despidió al equipo con una ovación que se extendió varios minutos.
A pesar del resultado, la actuación del Racing deja una imagen positiva. Jugadores como Parera, Íñigo Vicente y Andrés brillaron en un partido donde quedó patente el espíritu de lucha del equipo cántabro. Ahora, los de José Alberto López deberán pasar página y centrarse en la competición liguera, donde buscarán mantener el nivel mostrado en la Copa para lograr sus objetivos esta temporada.
Por su parte, el Celta avanza a la siguiente ronda, aunque sufrió más de lo esperado para superar a un Racing que, con un hombre menos, demostró que no se rinde fácilmente. La Copa se despide de Santander, pero lo hace dejando un recuerdo de un equipo que luchó hasta el último aliento.