El Instituto Cántabro de Estadística (ICANE) ha soltado este martes los números sobre equipamientos turísticos que pintan un claro auge de las viviendas de uso turístico en la comunidad autónoma. Entre diciembre de 2024 y noviembre de este año, las plazas disponibles han saltado un 14,5%, pasando de 25.238 a 28.910, y el número de estos alojamientos se ha inflado un 13,9% hasta tocar los 6.465. Son cifras que reflejan cómo el turismo vacacional sigue ganando terreno en Cantabria, sobre todo en la franja costera donde la demanda tira con más fuerza.
Santander se lleva la palma con 8.177 plazas, que suponen el 28,8% del total autonómico, aunque su crecimiento ha sido más moderado con un 6% en este período. Le siguen de cerca otros municipios costeros que han dado un estirón notable: Suances con 1.474 plazas (5,1% del total y un alza del 12,4%), Ribamontán al Mar con 1.303 (4,5% y repunte del 17,8%), Noja con 1.043 (un brutal 26,5% más que hace un año) y Comillas con 1.022 (3% de incremento). Estos cuatro, junto a la capital, son los que superan la milenaria en capacidad turística, dibujando ese mapa que pone el foco en las playas y acantilados.
Pero el tirón no se queda ahí y hay más de una decena de ayuntamientos por encima del medio millar de plazas. Piélagos lidera este grupo con 953, seguido de Miengo (824), Santoña (811), Laredo (717), Castro Urdiales (694) y Bareyo (569). Son zonas donde el modelo de pisos y casas para turistas se ha asentado con solidez, respondiendo a la presión de visitantes que buscan alternativas a los hoteles tradicionales. Este crecimiento sostenido habla de una economía local que se agarra al turismo, aunque también genera debate sobre el impacto en el mercado residencial habitual.
La lista se alarga con municipios que rondan o superan las cuatrocientas plazas, como Arnuero (448), Alfoz de Lloredo (417) o Val de San Vicente (412), y sigue con Torrelavega (375), Marina de Cudeyo (351) o Santillana del Mar (327), que aportan ese toque interior aunque la mayoría del peso esté en la costa. Otros con cien o más son Camargo (270), Voto (258), Valdáliga (244), Bárcena de Cicero (239), Ruiloba (222), Entrambasaguas, Udías y Ramales de la Victoria (215 cada uno), Ampuero (201), Ribamontán al Monte (199), Meruelo (192), Santa María de Cayón (179), Reocín (175), Potes (161), Cabezón de la Sal (159), Astillero (155), Hazas de Cesto (146), Cillorigo de Liébana (143), Liérganes (141), Ajo (130), Liendo (124), Camaleño (123), Mazcuerras (114), Cartes (112), Limpias (110), Santiurde de Toranzo (109), Cabuérniga (104) y Polanco (100).
Estos datos del ICANE llegan en un momento en que el turismo de proximidad sigue marcando el ritmo en la comunidad autónoma, con un modelo que multiplica plazas pero concentra oferta en puntos calientes. Desde ayuntamientos hasta hosteleros, todos miran estas cifras con lupa porque definen el futuro del sector: más visitantes que buscan experiencias auténticas en casas locales, pero también la necesidad de equilibrar con la vivienda para los de siempre. El mapa deja claro que la costa es el imán principal, aunque focos como Liébana o Torrelavega muestran que el interior también despierta interés. Habrá que ver si este ritmo se mantiene en 2026 o si regulaciones pendientes ponen el freno.














