El Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira conmemora este jueves el 40 aniversario de la inclusión de la cueva de Altamira en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO con la exposición ‘Altamira. Patrimonio Mundial’, que abrirá sus puertas a las 17.00 horas en el espacio Vínculos y podrá visitarse hasta finales de febrero de 2026.
La muestra, organizada por el Ministerio de Cultura, recopila una singular colección de objetos conmemorativos —sellos, matasellos, monedas, sobres, billetes de lotería y cupones de la ONCE— que a lo largo de las décadas han representado la imagen de Altamira y su relevancia cultural.
La cueva, situada en Santillana del Mar, fue el primer sitio propuesto por España para su inscripción en la Lista de la UNESCO y fue reconocida oficialmente el 4 de diciembre de 1985, durante la novena sesión del Comité de Patrimonio Mundial celebrada en París. Aquella decisión culminó un proceso iniciado dos años antes, en diciembre de 1983, cuando el Ministerio de Cultura presentó su candidatura formal.
Desde entonces, el conjunto de Altamira ha sido considerado una referencia universal del arte rupestre paleolítico y una obra excepcional por su valor artístico y científico. Conocida internacionalmente como la “Capilla Sixtina de la Prehistoria”, la cavidad constituye un testimonio único del desarrollo de la cultura magdaleniense en el sur de Europa.
El Museo recuerda que, aunque no fue el primer reconocimiento al arte rupestre —las cuevas del valle francés de Vézère habían sido inscritas en 1979—, sí fue la primera vez que se reconocía el lugar donde se identificó por primera vez ese arte milenario.
En 2008, la UNESCO amplió la declaración a otras 17 cuevas con arte paleolítico repartidas entre Asturias, Cantabria y el País Vasco, integrando todas ellas bajo la denominación “Cueva de Altamira y Arte Rupestre Paleolítico de la Cornisa Cantábrica”.
Un compromiso con la conservación y la memoria colectiva
La inclusión de Altamira en la Lista del Patrimonio Mundial implicó no solo un reconocimiento internacional a su valor excepcional, sino también un compromiso de conservación permanente. La pertenencia a este listado obliga a garantizar la protección y gestión adecuada del bien, además de la presentación periódica de informes que revisa el Comité de Patrimonio Mundial.
El Museo subraya que el valor de Altamira va más allá de su importancia arqueológica: forma parte de la identidad local y de la memoria colectiva de las generaciones que convivieron con el yacimiento mucho antes de la existencia del museo actual. Por ello, el espacio Vínculos incluirá la proyección de entrevistas del proyecto ‘Memoria y lugar’, en las que vecinos de Santillana del Mar comparten sus recuerdos personales y su relación con la cueva.
Coincidiendo con la efeméride, la biblioteca del Museo ha lanzado una propuesta de lecturas especial dentro de su colección temática digital. La selección incluye libros y artículos dedicados a la conservación, gestión y valor de los bienes declarados Patrimonio Mundial, tanto sobre Altamira como de otros enclaves con arte rupestre.
Con esta exposición, el Museo Nacional de Altamira rinde homenaje no solo a la inscripción en la lista de la UNESCO, sino también a la historia de un legado que ha marcado la identidad cultural de Cantabria y que continúa inspirando la investigación y la protección del patrimonio universal.













