Un equipo internacional de científicos ha dado a conocer una nueva especie de avispa fósil del género Cretevania, bautizada como Cretevania orgonomecorum, hallada en un fragmento de ámbar del yacimiento de El Soplao. El descubrimiento, detallado en la revista Palaeoentomology, arroja luz sobre la diversidad de insectos en el Cretácico y consolida la posición de este enclave de la comunidad autónoma como uno de los más importantes del mundo para el estudio del ámbar fósil. El ejemplar, datado en el Albiense medio hace unos 105 millones de años, destaca por su tamaño considerable —alrededor de 5 milímetros de cuerpo— y por detalles anatómicos singulares en antenas y venación alar.
Los investigadores comparan esta avispa con otras grandes del mismo género encontradas en Myanmar y China, lo que ha permitido revisar la clasificación de Cretevania y proponer nuevos rasgos diagnósticos para identificar especies en el futuro. «Este grupo tiene potencial para servir como fósil guía en depósitos cretácicos, por su distribución amplia y variedad», apuntan los autores en el estudio. Enrique Peñalver, del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) y coautor del trabajo, resalta que el hallazgo amplía el conocimiento sobre la evolución de las avispas evánidas y subraya la «extraordinaria riqueza paleontológica del ámbar español».
El consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Luis Martínez Abad, ha celebrado el descubrimiento como prueba de que el ámbar de El Soplao es «una fuente inagotable de datos científicos», que posiciona al yacimiento entre los más relevantes a nivel global. Hasta ahora, el enclave suma más de 1.500 inclusiones fósiles documentadas y 30 especies descritas, formadas en un ecosistema costero que mezclaba medios continentales y marinos, ideal para la conservación excepcional de estos restos.
El trabajo ha reunido a expertos del IGME-CSIC, la Universidad de Barcelona, la Academia de Ciencias de China, el Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford y la Universidad de Valencia. Se ha financiado con fondos del Gobierno de Cantabria, el Ministerio de Ciencia e Innovación y la Generalitat Valenciana. Este no es el primer hito de El Soplao: en 2017 se encontró allí la garrapata más antigua conocida, con más de 40 insectos en una sola pieza, lo que refuerza su valor para reconstruir ecosistemas del pasado.














