El último informe bienal del Ministerio de Sanidad revela que los jóvenes de entre 14 y 18 años en Cantabria mantienen cifras elevadas en el consumo de alcohol, tabaco y cannabis, colocando a la comunidad en los primeros puestos a nivel nacional en varios parámetros. De media, los cántabros empiezan a beber a los 13,7 años, siendo los más precoces en este aspecto junto a otras comunidades como Aragón, Navarra y el País Vasco. En el caso del tabaco, el primer cigarrillo se fuma a los 13,9 años y el inicio del hábito diario se sitúa en los 14,2 años. En cuanto al cannabis, el primer consumo se registra alrededor de los 14,8 años.
Un dato preocupante es el elevado porcentaje de jóvenes que admiten haberse emborrachado en los últimos 30 días: un 22,7% de los encuestados cántabros, solo superados por el País Vasco (23,1%) y muy por encima de la media nacional del 17,2%. En cuanto al consumo de tabaco, el 19,5% de los adolescentes confiesa haber fumado recientemente, siendo Cantabria la segunda comunidad con mayor prevalencia, solo por detrás de Aragón. En el uso de cannabis, el 14% reconoce haber consumido recientemente, posicionando a Cantabria como la tercera comunidad con cifras más elevadas, solo por detrás del País Vasco y Aragón.
Sin embargo, la tendencia general es positiva, ya que comparando con el estudio de 2023 se observa una reducción en el consumo. El número de adolescentes que han probado cannabis alguna vez disminuyó un 4,5%, y aquellos que consumieron en el último año y mes también bajaron un 5,9% y un 3,9%, respectivamente. En alcohol, aunque la caída es más moderada, el porcentaje de jóvenes que reconocieron haberse emborrachado durante el último año bajó un 3% y un 0,2% en el último mes.
Otro aspecto alentador es la baja progresiva en el uso de vapeadores, que ha descendido hasta un 45,4%, muy por debajo de comunidades punteras como Extremadura y Andalucía.
En un plano nacional, el informe destaca cifras históricas bajas en el consumo de tabaco y cannabis entre estudiantes, así como en conductas de riesgo asociadas al alcohol, como las borracheras y consumo excesivo. Además, desciende por primera vez en más de una década el consumo de tranquilizantes y somníferos, aunque el 18% de los jóvenes los toma ocasionalmente, alarmando el hecho de que la mitad lo hagan sin receta ni supervisión médica.
Este detallado informe, basado en respuestas de 1.858 alumnos cántabros de 45 centros educativos, refleja una realidad compleja donde, pese a las mejoras, persisten retos significativos en respuestas a las adicciones en adolescentes de la comunidad.














