El panorama del trabajo autónomo en la comunidad cántabra muestra señales de alerta ante el estancamiento y el envejecimiento progresivo del colectivo. En septiembre, Cantabria sumó 41.551 personas afiliadas al RETA, un dato prácticamente estable respecto al año anterior, lo que sitúa a la autonomía en el puesto duodécimo del país en evolución del empleo autónomo. Aunque este ligero repunte rompe la tendencia negativa de agosto, los expertos señalan la urgencia de potenciar el relevo generacional para evitar el cierre de negocios y la pérdida de tejido productivo.
Destaca el hecho de que la incorporación de mujeres y migrantes está siendo el principal motor de crecimiento en este sector. En el último año, mientras los hombres perdieron afiliación, el trabajo por cuenta propia femenino creció en 101 nuevas altas. Por otro lado, 150 personas extranjeras se sumaron al RETA, consolidando al colectivo migrante como el único vector de crecimiento neto en el sistema cántabro. Estas tendencias, explican en TAEC-UATAE, abren oportunidades para diversificar la economía local y promover estrategias inclusivas de autonomía.
El gran reto, sin embargo, sigue siendo el relevo generacional. El 58% de los autónomos cántabros supera los 46 años y apenas un 13% tiene menos de 35. Se da la paradoja de que más de la mitad de los negocios superan los diez años de antigüedad, reflejando estabilidad pero también el riesgo de desaparición por falta de sucesión. Sectores clave como comercio de cercanía, agricultura, servicios personales y talleres presentan especial vulnerabilidad ante el envejecimiento de sus titulares.
La Mesa del Trabajo Autónomo convocada por la Consejería de Industria, Empleo, Innovación y Comercio centra parte de su debate en la puesta en marcha del programa Cantabria Activa 50, diseñado por TAEC-UATAE. Esta estrategia apuesta por reconocer la contribución económica de los sénior, prevenir el cierre silencioso de negocios y articular un relevo profesional tutelado. La idea es conectar generaciones, proteger el conocimiento acumulado y revitalizar el emprendimiento joven mediante la continuidad de proyectos viables.
La radiografía por sectores sigue apuntando a una estructura tradicional. El 70% de los autónomos se concentran en los servicios, mientras la agricultura y la construcción mantienen un peso notable frente a la pérdida de representación industrial. Esta distribución implica una baja diversificación y limita la capacidad de adaptación frente a los próximos cambios tecnológicos y demográficos. De hecho, las actividades emergentes de base digital continúan teniendo una presencia marginal en la autonomía.
La fragilidad de los negocios en los primeros cinco años sigue siendo crítica. El tramo de tres a cinco años de actividad concentra el mayor índice de abandono, lo que evidencia la necesidad de refuerzo en políticas de acompañamiento específico tras el ciclo inicial de ayudas públicas. TAEC-UATAE reclama una mayor personalización en los procesos de consolidación y transición, especialmente en zonas rurales y entre los colectivos más jóvenes y migrantes.
Frente a este diagnóstico, la organización territorial de autónomos mantiene su disposición constructiva en la Mesa, pero advierte del riesgo de no actuar con rapidez. “Apostar por el relevo generacional no es solo una medida de apoyo al emprendimiento joven, sino también una forma efectiva de proteger décadas de esfuerzo y actividad económica local que hoy corren el riesgo de desaparecer sin transición”, señalan desde TAEC-UATAE. El futuro de miles de negocios en Cantabria depende de una acción coordinada y de políticas públicas más inclusivas y sostenibles.














