La Audiencia Provincial de Cantabria ha condenado a un hombre a dieciséis años y medio de prisión por agredir sexualmente de forma continuada a la hija de su pareja, una niña de diez años, a quien también grabó desnuda y obligó a realizar actos sexuales imitando vídeos pornográficos. La sentencia, todavía no firme, le considera culpable de un delito continuado de agresión sexual con penetración a menor de 16 años, otro de elaboración de pornografía infantil y un tercero de exhibicionismo.
Además de la pena de prisión, el tribunal le impone diez años de libertad vigilada, dieciocho de inhabilitación para ejercer la patria potestad o tutela, y treinta y cinco de prohibición para desempeñar cualquier empleo relacionado con menores. También le prohíbe comunicarse o acercarse a la víctima durante los próximos veintinueve años y le condena a indemnizarla con 20.000 euros por los daños morales ocasionados.
Los hechos se produjeron aprovechando su convivencia familiar, momento en que el acusado se encargaba habitualmente de cuidar y acostar a la niña. Según recoge la sentencia, los abusos se repitieron “en decenas de ocasiones”, hasta dos o tres veces por semana, valiéndose de la relación de confianza que mantenía con ella. Además de las agresiones, el hombre le mostraba películas pornográficas y le pedía que se grabara en vídeo o se fotografiara desnuda, imágenes que luego almacenaba en su teléfono.
Durante el juicio, el procesado reconoció la totalidad de los hechos. La sala valoró el testimonio “claro y coherente” de la menor, respaldado por informes psicológicos que confirmaban indicios de abuso sexual y por pruebas genéticas que demostraron la presencia de ADN del acusado en el cuerpo de la víctima. Con todo ello, el tribunal considera acreditado “más allá de toda duda razonable” que el condenado sometió a la menor a agresiones sexuales reiteradas y que registró los abusos en grabaciones encontradas durante la investigación.