Este domingo 5 de octubre, medio centenar de personas participaron en una marcha organizada por los Colectivos Vecinales en Defensa del Territorio que recorrió las Antenas del Escudo para manifestar su rechazo a las obras del polémico polígono eólico que se está construyendo en la Sierra del Escudo. A pesar de las condiciones climáticas adversas y la ubicación remota, los asistentes, acompañados por la Guardia Civil y con representación de Iberdrola, emprendieron un trayecto que permitió constatar de primera mano la severa transformación que ha sufrido el entorno natural. Los manifestantes denunciaron que, pese a numerosas alegaciones y cuestionamientos sobre la legalidad del proyecto, las obras siguen avanzando, ocasionando daños irreversibles como la sustitución de turberas y zonas húmedas por elementos artificiales como grava y cemento.
Durante el recorrido, el grupo desplegó varias pancartas y capturó imágenes bajo uno de los grandes aerogeneradores para evidenciar esta agresión territorial que califican como un “ecocidio”. Fue en este punto cuando se produjo un enfrentamiento con los vigilantes de la empresa contratada por Iberdrola y la Guardia Civil, que acusaron a los manifestantes de acceder a una propiedad privada y retirar una señal restrictiva. Dos organizadores fueron identificados, lo que el colectivo rechazó enérgicamente, calificándolo de estrategia para desacreditar su legítima defensa del territorio. La protesta forma parte de un movimiento más amplio que busca visibilizar y frenar la instalación de proyectos eólicos en espacios rurales y protegidos, con el lema inspirador “Ni en tu pueblo ni en el mío”, recordando que la llamada “transición ecológica” no puede hacerse a costa de destruir el patrimonio natural y socioeconómico.
Los colectivos alertan de que el polígono del Escudo es solo la primera fase de una avalancha de megaproyectos eólicos en Cantabria, que colocan a su comunidad en el epicentro de una verdadera ofensiva industrial que amenaza diversos espacios naturales y tradicionales. Aseguran que la dependencia de los combustibles fósiles y la falta de planificación responsable contradicen la imagen de las energías renovables y perjudican la biodiversidad, el paisaje y la calidad de vida de los habitantes. Esta movilización del 5 de octubre busca llamar la atención no solo sobre este caso concreto, sino sobre el modelo energético que se está imponiendo en la comunidad y que muchos ciudadanos consideran insostenible.
Más allá de la denuncia ambiental, el movimiento defendido por estos colectivos pretende mostrar la importancia de la participación ciudadana y el respeto a la voluntad de los territorios. Subrayan que el mundo rural no puede ser tratado como un mero espacio vacío para la instalación de grandes infraestructuras, sino que debe ser protegido y gestionado con criterios de sostenibilidad real y justicia social. La Sierra del Escudo se convierte así en un símbolo de resistencia y lucha por un futuro equilibrado, donde la energía verde debe coexistir con la conservación y el respeto hacia el medio natural y las comunidades que lo habitan.
La convocatoria del pasado domingo se enmarca en un calendario creciente de protestas a nivel estatal y regional que buscan frenar la imposición unilateral y la “burbuja eólica” que amenaza con saturar paisajes y ecosistemas enteros sin participar la ciudadanía ni atender a sus demandas. Estos grupos avanzan con determinación, dispuestos a continuar la lucha jurídica, social y política para preservar lo que consideran el pulmón ecológico y cultural de la comunidad, un bien común que se pone en peligro con cada metro de terreno alterado para la industrialización eólica.














