El documental “Reinosa 1987: El precio de la reconversión industrial” ha pulverizado todas las previsiones de asistencia en Santander y se confirma como el documental más seguido en la historia del Cine Embajadores. La cinta dirigida por Richard Zubelzu no solo superó a títulos de prestigio en la cartelera local, sino que se ha transformado en un verdadero motor de debate sobre nuestra memoria y el papel del Estado en las crisis industriales. Tal ha sido la respuesta ciudadana que el cine ha decidido ampliar la programación hasta el 2 de octubre, permitiendo que más espectadores se acerquen a uno de los episodios más duros y silenciados de la historia reciente de la comunidad.
El recorrido de esta obra no se queda en Santander: tras su exitoso estreno en los Cines Verdi de Madrid, donde se colgó el cartel de agotadas entradas, el documental regresa el próximo 2 de octubre a los Cines Embajadores madrileños y desembarca por primera vez en Oviedo el día 26. Los días 2, 3 y 4 de octubre será presentado en el Teatro Principal de Reinosa, epicentro de los disturbios que marca la película, permitiendo a los vecinos reencontrarse con su pasado y sus protagonistas.
El filme, con 85 minutos de intensidad y archivo inédito, traza el pulso social vivido en la pequeña ciudad cántabra ante la reconversión industrial de los años ochenta. Testimonios de protagonistas directos, vecinos, periodistas y activistas ponen voz y rostro al drama colectivo desencadenado por el cierre masivo de fábricas —un fenómeno que supuso la pérdida de miles de empleos y una transformación traumática para Campoo—. Entre los intervinientes destacan figuras como Alfonso del Amo, Rafael de Andrés, Marosa Montañés o el fotógrafo Ángel Colina, que cedió a la producción las imágenes que le valieron el prestigioso Ortega y Gasset en 1987.
La aportación de Colina pone el acento en cómo los medios y la opinión pública contribuyeron a marcar la percepción de Reinosa en aquellos años, una herida que —como advierte el propio Zubelzu— sigue sin cerrarse y cuya huella se refleja hoy en el estancamiento industrial de la comarca. El director, que vivió los acontecimientos como niño desde una ventana, habla de “un ejercicio de justicia y memoria”, convencido de que “la conexión con el público demuestra el deseo de comprender nuestra historia y dialogar con ella”.
El documental, producido por Magda Calabrese y con la colaboración de Gema Calvo Producciones y 3Cat, se apoya en imágenes de archivo, audios originales y reconstrucciones históricas para desentrañar la huella de la reconversión. Además de relatar el conflicto obrero y los enfrentamientos, “Reinosa 1987” lanza una llamada a la reflexión sobre el presente: casi cuatro décadas después, la comunidad arrastra aún problemas graves de desempleo y pérdida de población, alertando sobre el peligro de repetir errores, sobre la necesidad de revisar el modelo productivo y la protección de los derechos sociales.
Con una duración de 85 minutos y una dirección marcada por el rigor y la emoción, la película se convierte en cita obligatoria para quienes no solo buscan cultura, sino también entender cómo las decisiones políticas pueden sacudir la vida de una comunidad y dejar cicatriz. El éxito de “Reinosa 1987” en la cartelera cántabra y su expansión por ciudades como Madrid, Oviedo y la propia Reinosa es una muestra de que la memoria colectiva puede recuperar espacio en los grandes debates sociales y servir de semilla para el cambio.