El Ayuntamiento de Santander, en colaboración con la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC), ha concluido los trabajos de recuperación y mantenimiento de los cauces de dominio público en el término municipal, una tarea que se inició en agosto y que se ha desarrollado en diferentes arroyos de la zona, entre ellos el Canal de Raos, La Tejona, Irma o de Otero y La Regata. Estas intervenciones, que abarcan un total de 5.677 metros, han supuesto una inversión aproximada de 95.327 euros, destinada fundamentalmente a mejorar el estado ambiental del entorno y a reducir la vulnerabilidad del territorio frente a posibles inundaciones, una amenaza recurrente en zonas bajas y próximas a cursos fluviales.
La concejala de Medio Ambiente, Margarita Rojo, visitó hoy el Canal de Raos, última zona donde se han ejecutado las actuaciones, destacando que los trabajos han permitido adecuar las condiciones naturales de los cauces, eliminar vegetación invasora y descontrolada, retirar residuos y preservar el flujo hídrico natural. Más allá de la función ambiental, Rojo subrayó que esta iniciativa responde también a demandas vecinales que reclamaban atención a estas áreas para prevenir desbordamientos en casos de avenidas y proteger así viviendas y espacios públicos cercanos. Además, reconoció la colaboración efectiva de la Confederación Hidrográfica, ejemplificando dicha alianza como un modelo de cooperación orientado al bien común y a atender necesidades reales de los ciudadanos.
El origen de estas operaciones se sitúa en un convenio suscrito entre el Ayuntamiento y la CHC, que establece un plan de mantenimiento con vigencia de cuatro años y una financiación compartida, donde la entidad hidrográfica asume la ejecución total de las acciones, mientras que el Consistorio contribuye económicamente según las competencias de cada administración. Este acuerdo permite garantizar un enfoque coordinado que cumple la normativa vigente y favorece la gestión sostenible de los recursos hídricos municipales.
Los trabajos en el Canal de Raos, localizado en Peñacastillo, se centraron en un tramo de 1.173 metros, donde se eliminaron importantes colonias de vegetación arbustiva, especialmente carrizo, y especies exóticas invasoras como la Cortaderia selloana, mayormente conocidas como “pampas”. También se procedió a la retirada de residuos de origen humano y se realizó un dragado del cauce para extraer sedimentos acumulados que obstaculizaban el paso del agua. Estas labores combinaron técnicas manuales con maquinaria pesada, utilizando retroexcavadoras y camiones para asegurar la eficacia y rapidez del proceso.
En paralelo, el arroyo de La Tejona, situado en San Román de la Llanilla, fue intervenido a lo largo de 1.941 metros, con áreas urbanas y rurales, donde la canalización presentaba vegetación densa que se retiró, junto con residuos, para recuperar la capacidad evacuadora del cauce. En esta zona, el dragado se apoyó en el empleo de una máquina trituradora de sedimentos denominada bivalva, estableciendo un cauce más eficiente para la evacuación de aguas pluviales.
Otras zonas de actuación incluyeron el arroyo de La Regata, en Monte, donde se renovó un tramo rural de 1.173 metros que presentaba matorral y acumulación de residuos, y el arroyo de Otero o de Irma, en Rucandial, en el que se trabajó un tramo de 1.390 metros, con especial atención a 565 metros afectados por erosiones y bloqueos en las márgenes. En ambos lugares se retiraron vegetación, fueron eliminados desechos y se realizaron dragados con maquinaria especializada para garantizar la fluidez del curso y minimizar riesgos de desbordamiento.
Estas intervenciones se inscriben en un marco legal y técnico que persigue preservar la continuidad hidrológica, recuperar meandros antiguos, mejorar la estructura y el lecho de los cauces, ejecutar podas que promuevan la vegetación autóctona y estabilizar márgenes en peligro. También contempla esfuerzos continuos para combatir especies invasoras y eliminar infraestructuras obsoletas, reforzando un ecosistema más sano y funcional.
El mantenimiento y restauración de estos cauces es un pilar fundamental para Santander, donde gran parte de sus núcleos urbanos están próximos a ríos y arroyos con riesgo potencial de episodios de inundación. De esta forma, no solo se asegura la protección de las infraestructuras y del patrimonio público, sino que también se protege la seguridad de miles de vecinos, al tiempo que se contribuye a la mejora ambiental y paisajística, promoviendo entornos más verdes y saludables.
Este proyecto conjunto confirma la importancia de la cooperación institucional entre administraciones y demuestra que, con esfuerzos coordinados, se pueden cumplir los objetivos de sostenibilidad y prevención que exige el contexto actual, enfrentándose con eficacia a consecuencias del cambio climático como las lluvias extremas y los episodios de desbordamiento.
Los resultados han sido bien recibidos por las asociaciones vecinales de las zonas implicadas, que han expresado su satisfacción por el compromiso del Ayuntamiento y la Confederación Hidrográfica y por la calidad de los trabajos realizados, agradeciendo que se atienda una preocupación histórica y que se mejore la gestión de los cauces en beneficio de toda la comunidad.