El Valle del Nansa volvió a convertirse este pasado fin de semana en epicentro cultural con la celebración de la quinta edición de las Jornadas Europeas de Patrimonio, que este año se articularon en torno al lema “¿A qué suena el Nansa?”. La cita cerró con un balance muy positivo tanto en participación como en acogida por parte de vecinos y visitantes.
Durante tres días, el programa incluyó actividades en escenarios tan emblemáticos como la Cueva de Chufín, la Ferrería de Cades, la Casona de Tudanca, la Cueva El Soplao o la Torre de Obeso, además de rutas guiadas en plena naturaleza y conciertos gratuitos. El interés fue inmediato: las plazas disponibles en las propuestas con aforo limitado se agotaron en minutos, con especial demanda en las visitas a la Cueva de Chufín, que obligaron incluso a habilitar nuevos turnos.
En total, más de 130 personas participaron en las actividades guiadas, mientras que los conciertos y representaciones celebrados en Pejanda, Cades y Obeso reunieron a varios centenares de asistentes de todas las edades, confirmando la buena acogida de un programa que mezcló patrimonio, música y divulgación cultural.
La presidenta de la Asociación Entre Valles, Rosalía Palazuelos, destacó que “todas las actividades de inscripción han estado completas y las de libre acceso también han tenido una respuesta extraordinaria, tanto por la cantidad de gente como por la calidad y el interés despertado”.
Por su parte, la directora de la Fundación Camino Lebaniego, Pilar G. Bahamonde, subrayó que la clausura en la Torre de Obeso, con un concierto de música medieval, fue “la mejor prueba del éxito de esta edición, con un público tan numeroso que no cabía un alfiler”.
Las jornadas estuvieron organizadas por Entre Valles con el apoyo de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria y la propia Fundación Camino Lebaniego como principales financiadores. También colaboraron la Sociedad Regional de Educación, Cultura y Deporte, la Fundación Botín, Naturea Cantabria, el Grupo de Acción Local Saja Nansa, los ayuntamientos de Herrerías, Polaciones y Rionansa, la Junta Vecinal de Celis y la familia Fernández-Cossío, que cedió la Torre de Obeso para la clausura.
El éxito de esta quinta edición confirma al Valle del Nansa como un espacio de referencia dentro del calendario cultural de Cantabria, capaz de conjugar su patrimonio histórico y natural con propuestas innovadoras que atraen cada vez a más público.