Cantabria se consolida como una de las comunidades con mejores indicadores educativos del país. Así lo recoge el informe sobre el estado y situación del sistema educativo no universitario, elaborado por el Consejo Escolar de Cantabria, que sitúa a la región con la menor ratio de alumnos por docente (8,9 de media) y la tercera tasa de abandono escolar más baja de España, muy por debajo del 9% que la Unión Europea ha fijado como meta para 2030.
La radiografía, presentada este jueves por el consejero de Educación, Formación Profesional y Universidades, Sergio Silva, junto a la presidenta del Consejo Escolar, María Ángeles Navarro, y el vicepresidente, Eduardo Caballero, también destaca el elevado nivel de formación de la población joven y adulta, donde Cantabria comparte liderazgo con Navarra y el País Vasco, además de ser la comunidad con mayor porcentaje de personas entre 25 y 64 años que siguen formándose a lo largo de su vida.
Entre los aspectos menos favorables, el documento constata una tendencia que empieza a ser estructural: la pérdida de alumnado. En los últimos cinco años el sistema ha visto cómo se reducían cerca de 3.000 estudiantes, más de un 6% del total. El descenso, inicialmente localizado en Infantil y Primaria, ha comenzado a trasladarse ya a Secundaria. Pese a ello, la comunidad se mantiene como la segunda con mayor tasa de escolarización en la etapa infantil, solo por detrás del País Vasco.
Silva ha defendido que los datos ponen de relieve la “calidad real” del sistema educativo frente a los tópicos y debates ideológicos que, a su juicio, suelen enturbiar el análisis. En este sentido, ha recordado que Cantabria destina más recursos que nunca a Educación —unos 415 millones de euros solo en nóminas— y que las aulas cuentan con alrededor de un millar de especialistas para atender la diversidad, un dato con el que quiso desmentir críticas sobre supuestos recortes o desatención al alumnado más vulnerable.
El informe correspondiente al curso 2023/2024, que este año se edita en papel con una estructura renovada, incluye además un plan de acción para reforzar los resultados en matemáticas y lenguas extranjeras en todas las etapas, así como nuevas medidas para combatir el acoso escolar y mejorar la convivencia, con especial foco en el alumnado con necesidades específicas. Según adelantó el consejero, en el nuevo curso se pondrán en marcha planes de refuerzo en matemáticas y lectura, “para mejorar algo que, sin ser malo, siempre puede ser mejor”.
La publicación también apuesta por una mayor implicación de la comunidad educativa: dar más peso a las familias y al alumnado en los consejos escolares y reforzar el papel del profesorado como motor de participación democrática en los centros. Pese a los avances, el Consejo insiste en la necesidad de intensificar recursos para prevenir la violencia escolar y reforzar el acompañamiento a los estudiantes más vulnerables.