Los galeones que el navegante santanderino Vital Alsar utilizó en sus travesías oceánicas, hoy expuestos en la Península de la Magdalena, podrían ser objeto de una rehabilitación integral tras la primera inspección realizada por una empresa especializada. La firma, que esta semana visitó el enclave acompañada por técnicos municipales, ha transmitido de manera preliminar que el arreglo es “posible”, aunque todavía quedan por resolver cuestiones clave como el procedimiento concreto, la inversión necesaria o la duración de los trabajos.
La alcaldesa de Santander, Gema Igual (PP), explicó este miércoles que, después de recopilar imágenes y notas sobre el estado de conservación de las embarcaciones, la empresa comunicó de palabra a los representantes del Consistorio una valoración positiva sobre la viabilidad del proyecto. No obstante, subrayó que será el informe técnico y el presupuesto detallado los que permitan despejar las incógnitas existentes. “Ojalá podamos avanzar”, expresó la regidora, confiando en que el proceso permita preservar un patrimonio histórico ligado a la memoria colectiva de la ciudad.
La visita se produjo este martes y en ella participaron tanto representantes de la compañía interesada como personal técnico del Ayuntamiento, incluido el arquitecto municipal. Ahora, el Consistorio espera que la empresa traslade por escrito una propuesta de actuación que detalle con precisión qué elementos pueden rehabilitarse, qué técnicas se utilizarán, cuánto costará la intervención y qué calendario se baraja para su ejecución. Igual insistió en que el proyecto solo podrá valorarse con rigor cuando se disponga de esos datos objetivos.
Los galeones —el Ana de Ayala, el Cantabria y el Quintus Amazonas— junto con la réplica de la balsa con la que Alsar cruzó el Pacífico en 1970, forman parte del museo al aire libre El Hombre y la Mar. Esta exposición recuerda las nueve expediciones emprendidas entre 1966 y 1992 por el navegante, que situaron a Santander en el mapa internacional de las grandes aventuras marítimas. El espacio, ubicado en un entorno de gran afluencia turística como la Magdalena, se ha consolidado como uno de los referentes culturales y de memoria histórica de la capital cántabra.
En los últimos años, el estado de deterioro de estas naves había generado preocupación tanto entre los ciudadanos como entre las instituciones locales, que buscaban una fórmula para evitar que se perdiera un legado considerado único. De ahí la importancia de este primer paso, que abre la puerta a una posible intervención que permita recuperar las embarcaciones y garantizar su conservación para las próximas generaciones.