El interno E.M.G., acusado de causar la muerte de una mujer en la S-20 de Santander el pasado mes de enero, fue encontrado sin vida este miércoles en su celda del centro penitenciario de El Dueso, en Santoña. El hallazgo se produjo sobre las 8.00 horas, durante el recuento matinal que los funcionarios realizan tras el cambio de turno, momento en el que detectaron que el recluso se había ahorcado y llevaba ya varias horas sin signos vitales.
Fuentes de Instituciones Penitenciarias han confirmado que se han iniciado diligencias judiciales para esclarecer las circunstancias del fallecimiento. El interno se encontraba en prisión provisional desde el 16 de enero, fecha en la que fue detenido tras protagonizar un atropello mortal en la zona de Monte, a la altura del supermercado Aldi.
Según la investigación, E.M.G., de 28 años en el momento de los hechos, conducía una furgoneta robada sin disponer de carné de conducir. En los instantes previos al atropello ya había protagonizado dos accidentes en la misma vía: primero chocó contra otra furgoneta y huyó sin dar datos, y después colisionó contra un turismo tras cruzar recta una rotonda, causando heridas leves a una menor.
Minutos después, se subió a la acera y recorrió 35 metros hasta chocar contra una farola y arrollar a la víctima, una mujer de 72 años que esperaba para cruzar por un paso de peatones regulado por semáforo. Tras abandonar el vehículo, huyó a pie y fue detenido por la Policía en una vivienda ajena en la que intentó esconderse. El test de toxicología posterior arrojó positivo en alcohol y drogas.
El Juzgado de Instrucción número 4 de Santander decretó su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza, dentro de unas diligencias abiertas por homicidio por imprudencia grave, abandono del lugar del accidente, delitos contra la seguridad vial, hurto de uso de vehículo y allanamiento de morada. Las penas conjuntas podían alcanzar los 10 años de prisión.
Cuando ocurrió el atropello, E.M.G. también estaba pendiente de juicio por un caso de maltrato animal que conmocionó a la comarca: la muerte de 29 perros en una nave industrial de Tagle (Suances), que se encontraban bajo su cuidado. En junio fue condenado a un año de cárcel y tres años de inhabilitación para la tenencia de animales, después de que se acreditara que dejó de proporcionar comida y agua a los animales, lo que provocó la muerte de casi todos ellos y dejó a uno más en estado crítico.
El trágico desenlace en su celda cierra de forma abrupta un caso que seguía en fase de instrucción y que, de haberse celebrado juicio, podría haber tenido un fuerte impacto social por la gravedad de los hechos atribuidos al detenido.