Coincidiendo con la conmemoración del Día Internacional de la Juventud, Comisiones Obreras de Cantabria ha presentado ayer martes su informe “Situación sociolaboral de la juventud en Cantabria”, un análisis que dibuja un panorama marcado por la inestabilidad laboral y las dificultades de acceso a la vivienda para las personas de entre 16 y 29 años. El sindicato advierte de que esta precariedad no es coyuntural, sino un problema “estructural” que condiciona el presente y el futuro de toda una generación.
La secretaria general de CCOO en la región, Rosa Mantecón, acompañada por la responsable de Jóvenes, Andrea Garay, ha reconocido que la reforma laboral y el aumento del salario mínimo han mejorado las cifras generales del mercado de trabajo, pero ha subrayado que esos avances “no han llegado por igual a todos los colectivos” y que la juventud sigue atrapada en empleos inestables, salarios insuficientes y un mercado inmobiliario prohibitivo.
Mantecón ha recordado que el sindicato promovió el primer plan de empleo joven en Cantabria (2021-2023) y que los datos actuales demuestran la necesidad de poner en marcha una nueva estrategia. “Falta una apuesta real por un modelo productivo que genere empleo estable y de calidad. Seguimos anclados en una economía dependiente del sector servicios, estacional y precario”, ha afirmado, responsabilizando tanto a las administraciones como a parte del empresariado por perpetuar esta situación.
En este sentido, ha criticado que muchas empresas utilicen fórmulas contractuales de corta duración, jornadas parciales involuntarias y horas extra no remuneradas. Según el sindicato, en 2024 se hicieron en Cantabria más de 4,2 millones de horas extraordinarias, de las cuales el 43,5% no se cotizaron ni se pagaron.
Por su parte, Garay ha detallado que la tasa de actividad juvenil ha crecido hasta el 45,78%, pero sigue por debajo de la media nacional (54,52%) y muy lejos del conjunto de la población cántabra (75,35%). El empleo juvenil también ha aumentado en los últimos tres años —4.780 personas más desde 2021—, aunque su tasa (40,32%) contrasta con el 69,37% del total de trabajadores de la región. En la actualidad, más de 4.200 jóvenes están desempleados y casi una cuarta parte son parados de larga duración.
El informe revela que el 72,41% de los contratos firmados por jóvenes son temporales y que más del 60% duran menos de un mes. El trabajo a tiempo parcial afecta al 22,74% de este colectivo, casi el doble que en el conjunto de la población, y la concentración en el sector servicios alcanza el 83,94%. La situación se agrava en el caso de las mujeres jóvenes, que registran peores datos en todos los indicadores: mayor parcialidad, más desempleo de larga duración y menor tasa de actividad y ocupación.
En el apartado habitacional, el estudio refleja que solo el 14% de los jóvenes cántabros están emancipados, el segundo porcentaje más bajo del país. Comprar una vivienda exige un ahorro previo de más de 42.000 euros, algo inasumible con salarios bajos o contratos a tiempo parcial, mientras que el aumento de los alquileres impide acumular ese capital.
Garay ha sido contundente: “Si no invertimos en juventud, hipotecamos el futuro de Cantabria. La inacción traerá más desigualdad, más fuga de talento y un envejecimiento acelerado de la población”.