El nuevo Nudo de Torrelavega ha sido finalmente inaugurado tras un complejo proceso constructivo que se prolongó durante más de lo previsto. Esta infraestructura, considerada como una de las más relevantes ejecutadas en Cantabria en la última década, representa un antes y después en la movilidad regional gracias a una inversión que supera los 160 millones de euros. El proyecto resuelve de manera definitiva los problemas de congestión que históricamente afectaban al cruce entre las autovías A-67 y A-8, punto por el que circulan diariamente más de 54.000 vehículos.
La obra destaca por su innovadora solución técnica que incluye la construcción de un ramal de 2,5 kilómetros que garantiza la continuidad directa de la A-67 sin necesidad de compartir trazado con la A-8. Entre los elementos más significativos del proyecto sobresalen el túnel artificial de Las Rozas con sus 422 metros de longitud y el imponente viaducto de 270 metros que salva el valle del río Cabo. La transformación del enlace de Sierrapando, que ha pasado de ser una simple conexión en trompa a convertirse en un moderno intercambiador tipo trébol con siete nuevos viaductos, constituye otro de los hitos de esta intervención. Completa el conjunto una nueva estructura de acceso en Barreda, realizada en hormigón postesado y con una longitud de 210 metros.
Los conductores podrán apreciar desde el primer momento importantes mejoras en su experiencia de conducción. La desaparición del peligroso cuello de botella donde se mezclaban los tráficos de la A-67 y A-8 supone el cambio más notable, al que se suma la ampliación a tres carriles hasta Polanco y la optimización de los accesos tanto a Torrelavega como a Sierrapando. Estas modificaciones no solo mejorarán la fluidez del tráfico, sino que también reforzarán significativamente los niveles de seguridad vial en la zona.
Durante el acto inaugural, la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, reconoció el carácter transformador de esta infraestructura, aunque aprovechó la ocasión para reivindicar mayores inversiones en otros proyectos pendientes para la comunidad autónoma. «Este nudo viario representa un avance fundamental, pero Cantabria no puede conformarse mientras siga siendo la única comunidad sin un solo kilómetro de alta velocidad ferroviaria», afirmó Buruaga. Por su parte, el ministro de Transportes, Óscar Puente, destacó el compromiso del Gobierno central con el desarrollo de las infraestructuras en la región y aseguró que se mantendrá el ritmo inversor en los próximos años.
El nuevo nudo se integra dentro de un plan más amplio de mejora de las comunicaciones en Cantabria que incluye actuaciones ya en marcha como la ampliación a tres carriles de la A-67 hasta Igollo, con un presupuesto de 173 millones de euros, o las obras en el Desfiladero de La Hermida, cuya finalización está prevista para los próximos meses. A estas intervenciones se sumará en breve el proyecto de mejora del acceso al aeropuerto de Parayas, actualmente en fase de redacción.
Los analistas coinciden en señalar que, más allá de sus evidentes beneficios para la movilidad, esta infraestructura tendrá un impacto positivo en múltiples ámbitos. La comarca del Besaya verá reforzada su posición estratégica, lo que podría atraer nuevas inversiones industriales y mejorar la conexión con los puertos del Cantábrico. Igualmente, se reducirán sensiblemente los tiempos de viaje hacia Castilla y León, facilitando los intercambios comerciales y turísticos con esta comunidad vecina.
Con la puesta en servicio del nuevo Nudo de Torrelavega, Cantabria da un paso importante en la modernización de sus infraestructuras viarias, aunque como señalaron varios de los intervinientes en el acto inaugural, el reto ahora es mantener este impulso para abordar los numerosos proyectos pendientes que aún lastran la competitividad de la región. Mientras tanto, los usuarios de las carreteras autonómicas podrán disfrutar ya de una circulación más fluida, segura y eficiente en este punto neurálgico de las comunicaciones del norte de España.