La Dirección General de Tráfico (DGT) ha iniciado este lunes una campaña especial de vigilancia y control del consumo de alcohol y otras drogas al volante, que se extenderá hasta el próximo domingo. La iniciativa cuenta con la participación de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil y con la colaboración de las policías locales de 15 municipios cántabros.
Durante toda la semana, se intensificarán los controles en vías urbanas e interurbanas, en todas las franjas horarias, con el objetivo de reducir la siniestralidad asociada al consumo de sustancias, una de las principales causas de muerte en carretera.
Según datos de la DGT, en 2023 el alcohol estuvo presente en el 26% de los fallecimientos por accidentes de tráfico en España (246 personas), situándose como la segunda causa de siniestros viales tras las distracciones y por delante del exceso de velocidad. En Cantabria, solo en lo que va de 2024, se han interpuesto 1.853 denuncias por conducir bajo los efectos del alcohol y 1.336 por drogas. Además, se dictaron 637 sentencias condenatorias en la región por este motivo, según la Memoria del Ministerio Fiscal.
Durante la campaña del año pasado, desarrollada en agosto, se registraron en Cantabria 102 denuncias, 73 por alcohol y 29 por drogas.
Efectos del alcohol en la conducción
La DGT recuerda que el alcohol actúa como un depresor del sistema nervioso central, deteriorando funciones clave para la conducción segura como la percepción, el tiempo de reacción, la coordinación y el juicio. Uno de sus primeros efectos es la disminución del tiempo de reacción, lo que impide al conductor responder con rapidez ante imprevistos.
Además, provoca una falsa sensación de control y seguridad, genera euforia y puede llevar a asumir riesgos innecesarios. Estos efectos se producen incluso con niveles de alcohol dentro del límite legal permitido, por lo que Tráfico insiste en que la única tasa segura es 0,0%.
Estudios confirman también que los accidentes en los que el alcohol está presente suelen tener consecuencias más graves, ya que suelen estar ligados a comportamientos peligrosos como el exceso de velocidad o la falta de uso del cinturón de seguridad.
La DGT concluye que la conducción bajo los efectos del alcohol o las drogas representa un riesgo grave y evitable, e insiste en la necesidad de concienciar a la ciudadanía sobre los peligros de mezclar consumo y conducción.