El Sindicato Independiente de Trabajadores de Bridgestone (SITB) ha expresado su oposición frontal a la última propuesta de Expediente de Regulación de Empleo presentada por la dirección de la compañía, que contempla 188 despidos en la planta de Puente San Miguel. Se trata de una reducción de 23 puestos respecto al planteamiento inicial, aunque para el sindicato esta rebaja es insuficiente y no oculta lo que consideran un ajuste “traumático” y sin garantías de futuro para la factoría cántabra.
A través de un comunicado, la organización ha señalado que no comparte el planteamiento final de la empresa, al considerar que se han abandonado puntos clave que todas las centrales sindicales habían defendido en las negociaciones, como evitar los despidos forzosos y establecer compromisos claros sobre la continuidad de las plantas, tanto en Cantabria como en Basauri (Vizcaya).
En cuanto a la reducción de despidos anunciada por la multinacional japonesa, desde SITB aseguran que “no es más que un trueque”, al entender que “la mayoría de esos 23 empleos que supuestamente se salvan ya se están perdiendo en las empresas contratistas que trabajan para Bridgestone”.
Uno de los aspectos que más inquieta al sindicato es la ausencia de un plan industrial que garantice la viabilidad a medio y largo plazo de las instalaciones. “Con los turnos que van a quedar, las plantas no tienen futuro”, advierten, al tiempo que alertan de que el propio ERE serviría para justificar en un futuro próximo —“en tres, cuatro o cinco años”— un posible cierre definitivo.
SITB reconoce que las condiciones económicas de las prejubilaciones son favorables, pero considera que los despidos forzosos “no son asumibles”, y que las salidas voluntarias no lo son en realidad, porque “se están ofreciendo como única alternativa a quienes no quieren verse en la calle”.
Además, han criticado el papel que, a su juicio, están desempeñando los sindicatos mayoritarios en la negociación. Les reprochan una “dejación de funciones” por dejar en manos de la plantilla la decisión sobre el ERE, cuando —denuncian— la mayor parte de la información negociada “es confidencial” y no ha sido comunicada con transparencia. “El 90% de lo que sabemos los delegados no se puede contar”, han asegurado.
La situación, advierten, no solo afecta a los trabajadores directamente implicados, sino que puede tener consecuencias negativas para toda la comarca del Besaya. Por eso, califican de “inadmisible” que aún no se haya recibido una respuesta clara de las instituciones —ministerios, embajadas, gobiernos autonómicos— a las que se ha pedido ayuda, y mientras tanto se esté forzando a la plantilla a tomar una decisión “sin margen para soluciones alternativas”.
Por último, desde SITB también lamentan que no se haya celebrado una Asamblea General en la que todos los sindicatos pudieran exponer sus posturas ante el conjunto de los trabajadores, lo que —dicen— ha impedido que se pueda debatir con criterio y conocimiento de causa.
Según sus cálculos, el coste económico del ERE para Bridgestone superará los 30 millones de euros solo en la planta cántabra. Una cantidad que, en su opinión, “habría tenido un impacto mucho más positivo si se hubiese destinado a asegurar la continuidad del empleo, en lugar de servir para aligerar la plantilla”.