Cantabristas ha expresado su firme rechazo al proyecto de ampliación del Ayuntamiento de Cabezón de la Sal, considerado por el partido como una «agresión visual» al patrimonio histórico del municipio. Según Paulu Lobete, secretario general de la formación, la nueva construcción, basada en un cubo de metal y cemento, «rompe completamente la armonía» del centro histórico, un área que, para los habitantes de Cabezón, es un referente de su identidad y de su valor arquitectónico.
El proyecto, que será financiado íntegramente con tres millones de euros provenientes del Gobierno de Cantabria a través de la Consejería de Fomento, consiste en añadir una moderna estructura a un edificio histórico de 1888. La nueva edificación, de estilo contemporáneo, cuenta con una estructura cúbica con una cubierta metálica que se posa sobre un zócalo de piedra. Esta intervención ha sido criticada por Lobete, quien asegura que no respeta el estilo tradicional que caracteriza al municipio.
El líder de Cantabristas señala que la gente de Cabezón siente un profundo orgullo por su centro histórico, preservado a lo largo de los años. «La Consejería de Fomento, que debería ser la principal garante de la conservación del patrimonio cántabro, no puede destinar una suma tan elevada a un proyecto que desafía la coherencia estética y rompe con la identidad del lugar», añadió Lobete.
Además, el secretario general del partido aclara que la oposición a este proyecto no responde a una cuestión de gustos personales, sino a la necesidad de preservar un conjunto urbano de gran valor cultural. «Es una cuestión de coherencia con el entorno y de respeto a la identidad del pueblo», subrayó. A pesar de la indignación de Cantabristas, Lobete reconoce que la situación no le sorprende: «Desgraciadamente, las instituciones públicas a menudo son las primeras en incumplir las normas de preservación que deberían defender», concluyó.
La polémica sobre la ampliación del Ayuntamiento sigue siendo un tema candente en Cabezón de la Sal, donde se espera que las autoridades locales y regionales reconsideren el enfoque del proyecto para evitar un conflicto con los vecinos y con la comunidad cultural.














