Siete investigadores han iniciado su labor en la Universidad de Cantabria (UC) tras recibir las prestigiosas ayudas Ramón y Cajal en su convocatoria de 2022. Se trata de José Francisco Algorri, Yael Gutiérrez, Marta Robledo, Selene Cobo, Marina Torres, David Cuenca y Leonardo Scarabelli, quienes han pasado a formar parte de distintos departamentos con el objetivo de desarrollar proyectos de alto impacto en sus respectivas disciplinas.
El trabajo de estos científicos abarca desde avances en el ámbito sanitario hasta el estudio de fenómenos históricos y medioambientales. En el caso de José Francisco Algorri, su investigación en el área de Tecnología Electrónica busca desarrollar un sistema que permita la detección de bacterias en muestras clínicas de manera inmediata. Su propuesta podría revolucionar la práctica médica, reduciendo los tiempos de diagnóstico y facilitando una respuesta más rápida en el tratamiento de infecciones.
Por su parte, Yael Gutiérrez, del departamento de Física Aplicada, trabaja en materiales de cambio de fase para aplicaciones fotónicas. Su objetivo es desarrollar dispositivos ópticos más versátiles y eficientes, cuya respuesta a la luz pueda ser ajustada mediante estímulos externos, lo que amplía sus aplicaciones en diversas tecnologías emergentes.
Marta Robledo, del área de Biología Molecular, ha establecido el Grupo de Microbiomas Ambientales y Biotecnología del RNA en el Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria (IBBTEC). Su investigación se centra en el estudio de comunidades microbianas asociadas a las plantas y su transmisión a través de semillas. Este conocimiento resulta clave para el desarrollo de biofertilizantes, ofreciendo una alternativa más sostenible al uso de fertilizantes químicos.
Desde el departamento de Ingenierías Química y Biomolecular, Selene Cobo investiga estrategias para la descarbonización industrial. En su trayectoria postdoctoral ha estudiado tecnologías para la captura y eliminación de CO2 de la atmósfera, evaluando sus impactos ambientales, económicos y sociales. Sus resultados pueden servir de base para la toma de decisiones en materia de políticas climáticas.
En el campo de las humanidades, Marina Torres, del departamento de Historia Moderna, ha regresado a España tras una etapa en la KU Leuven de Bélgica con una beca Marie Curie. Su línea de investigación examina el desplazamiento de niñas desde Cantón y Macao hasta Filipinas durante el periodo colonial, con el propósito de comprender las interacciones culturales y económicas que se generaban en este proceso migratorio.
David Cuenca, investigador del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC), analiza los ornamentos personales de las sociedades prehistóricas desde una doble perspectiva: por un lado, estudia su manufactura y uso, y por otro, emplea herramientas interdisciplinares para reconstruir redes sociales en la Península Ibérica a través de estos objetos.
Por último, Leonardo Scarabelli, quien además de la ayuda Ramón y Cajal ha obtenido una Starting Grant del Consejo Europeo de Investigación (ERC), lidera el grupo ‘NanoOddLAB’. Su investigación se centra en el crecimiento de nanopartículas directamente sobre sustratos mediante técnicas de litografía suave y química superficial, un enfoque que podría revolucionar el diseño de nuevos materiales con aplicaciones en nanotecnología.