Un sargento de la Guardia Civil de Cantabria que intervino antes del doble crimen de Liaño de Villaescusa, ocurrido en diciembre de 2021, ha defendido este martes en el juicio que no ordenó la detención del acusado porque consideró que «no había riesgo» para la víctima ni que este fuera «inmediato».
En el suceso, que conmocionó a la región, fallecieron una mujer de 40 años y su hija de once meses, presuntamente asesinadas por su pareja y padre de la menor, José R., de 46 años, quien se enfrenta a la pena de prisión permanente revisable y a 26 años más de cárcel.
Durante su testimonio ante el tribunal del jurado, el sargento —expedientado por su actuación junto con los dos agentes que se desplazaron al lugar— ha explicado que conocía al acusado desde la infancia, al haber sido compañeros de colegio, así como por su labor profesional. Un mes y medio antes de los hechos, había instruido diligencias contra él por un delito de violencia de género, que derivó en la orden de alejamiento en vigor en el momento del crimen.
El agente ha señalado que su decisión se basó en los mensajes de móvil que el acusado mostró a los efectivos de la Guardia Civil, en los que, según su criterio, se evidenciaba una «relación de afectividad» y un «acercamiento» entre la pareja, quienes habían retomado la convivencia recientemente.
Además, ha justificado su actuación en la falta de recursos disponibles en ese momento, asegurando que optó por instar al sospechoso a abandonar la vivienda y presentarse al día siguiente en el cuartel, ya que por las mañanas hay «más personal» en las dependencias, mientras que por las tardes solo cuentan con «un componente».
El juicio continúa con la declaración de más testigos y peritos, mientras la Fiscalía mantiene su acusación contra José R., sosteniendo que actuó con premeditación y alevosía en un crimen que podría haber sido evitado.













