Los sindicatos representantes de los trabajadores de Katoen Natie, empresa recientemente contratada para gestionar el servicio logístico de Solvay desde noviembre pasado, han expresado hoy su preocupación por lo que consideran un incumplimiento generalizado de la empresa con su plantilla. Esto incluye el rechazo del despido disciplinario de un empleado, así como continuos desacatos a la legislación laboral, al convenio colectivo, y a las normativas de formación y prevención de riesgos laborales.
Según el comité de empresa, compuesto por UGT, CCOO y USO, que representa al mayor número de trabajadores en el complejo industrial de Solvay, con 73 empleados activos, «en apenas dos meses se ha generalizado el trabajo precario y el nulo respeto al convenio de aplicación y a la carta de subrogación». La única respuesta de la empresa, según los sindicatos, ha sido amenazas, coacciones y abuso de poder.
La situación ha llevado al despido de un trabajador con siete años de antigüedad por supuestos motivos disciplinarios, después de dos meses en los que, según el comité, la empresa ha incumplido reiteradamente la ley, llegando incluso a pagar de forma incorrecta las nóminas. Ante esta situación, los sindicatos advierten de posibles movilizaciones si no hay un cambio radical.
Se denuncia una situación de precariedad laboral, con condiciones de trabajo inaceptables en términos de temperatura y limpieza, tareas fuera de categoría y convenio, y falta de formación para el personal subcontratado. Además, se señala el incumplimiento del ratio de personal y deficiencias en la prevención de riesgos laborales, como la falta de equipos de protección individual (EPIs), que los trabajadores deben adquirir por su cuenta.
Los sindicatos también critican el salario, que no alcanza el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), y otros incumplimientos relacionados con la prevención de riesgos laborales, como la asignación de tareas a personal no apto y evaluaciones de riesgo deficientes.
En resumen, el comité de empresa describe una situación de caos organizativo y burocrático, con una plantilla desbordada por la carga de trabajo y una falta de atención a la conciliación laboral y familiar. Esta situación, según los sindicatos, está provocando estrés y absentismo laboral entre los trabajadores.