La antigua sede del Banco Santander en la capital cántabra, ahora denominada Faro Santander, se transformará en un espacio dedicado a la innovación, la cultura y el arte, con una inauguración prevista para la primera mitad de 2026, según ha anunciado Ana Botín, presidenta de la entidad financiera. Botín ha expresado su confianza en que este proyecto, donde se exhibirá la colección de arte del banco, contribuya a fortalecer el panorama cultural de la ciudad de Santander.
Durante la clausura de un encuentro en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), centrado en la intervención en edificios históricos, Botín habló sobre la reforma de la sede del Banco Santander en la calle Hernán Cortés, obra dirigida por el arquitecto Antonio Ortiz. La presidenta destacó que este espacio, originalmente construido a finales del siglo XVIII y adquirido por el banco en 1919, será un punto de encuentro dedicado no solo al arte y la cultura, sino también al ocio y el emprendimiento.
Azotea con vistas y restaurante
Uno de los atractivos del Faro Santander será una azotea con vistas a la bahía, junto con un restaurante, que contribuirán a hacer de este espacio un lugar de encuentro. Botín ha resaltado la importancia de este proyecto como símbolo de la transformación del banco: «Queremos que Faro Santander sea un icono de nuestra entidad y un reflejo de su evolución».
La visión para la reforma de este espacio histórico es encontrar un equilibrio entre la modernidad y la preservación de su esencia. Botín subrayó que el banco debe adaptarse a los tiempos actuales, sin perder su identidad, lo que Faro Santander refleja perfectamente. «Estamos manteniendo los elementos exteriores, que perduran a largo plazo, mientras adaptamos el interior a los tiempos modernos», explicó.
Conservación histórica «pieza por pieza»
El arquitecto David Chipperfield y su equipo, encargados de la obra que comenzó en mayo de 2021, recibieron el encargo de respetar la esencia del edificio, tal como hicieron Antonio Ortiz y Antonio Cruz con la sede del Mercantil y Banesto. Botín reveló que hubo un intenso debate sobre qué elementos del interior debían preservarse, y que se realizó un exhaustivo análisis «pieza por pieza» para decidir qué conservar por su valor histórico.
Entre los pocos elementos que se mantuvieron están una chimenea y algunas alfombras, así como el despacho original del presidente, cuya conservación fue debatida ampliamente. El proceso ha sido documentado rigurosamente, y las nuevas tecnologías permitirán a los visitantes explorar el edificio tal como era en épocas anteriores.
Finalmente, Ana Botín destacó que este proyecto no solo beneficiará al banco, sino que también busca contribuir al legado cultural de Santander y atraer más turismo a la ciudad.