La orden Franciscana ha comunicado su decisión de retirarse del monasterio de Santo Toribio de Liébana (Cantabria) antes de que termine el año debido a la avanzada edad de los pocos monjes que lo habitan y la falta de una nueva generación que pueda sucederlos.
El Obispado ahora debe determinar cómo se llevará a cabo este proceso de «retiro» de los franciscanos del santuario que alberga la reliquia de la Santa Cruz, la cual ha sido custodiada en este lugar durante más de once siglos.
El obispo de Santander, Arturo Ros, está encargado de organizar la transición de la custodia de la reliquia a otra orden religiosa. Sin embargo, según fuentes del Obispado, este cambio no es inusual y se ha producido en otras ocasiones en diferentes lugares de culto. Se prevé que el prelado se reúna con los miembros de la orden Franciscana para discutir los detalles de la transición.
A pesar de la incertidumbre generada por la partida de los franciscanos de Liébana, el Obispado ha asegurado que el monasterio permanecerá abierto y que no se interrumpirá el culto. Se señala que los anuncios sobre la salida de la Orden Franciscana no son nuevos y que este tema se ha discutido en años anteriores. Sin embargo, la Diócesis lamenta la partida de esta orden religiosa, que supone su desaparición en Cantabria después de su partida de Santander hace tres años.
El monasterio de Santo Toribio es el hogar de una reliquia única, el Lignum Crucis, que es la mayor reliquia de la cruz de Cristo conservada en el mundo. Los franciscanos han sido responsables de cuidar y proteger esta reliquia desde 1961, sucediendo a los miembros de la orden de San Benito en esta tarea.