En una rueda de prensa cargada de emoción y gratitud, Mikel Martija anunció su despedida del Racing, tras el comunicado emitido por el club el pasado miércoles. El director deportivo se mostró visiblemente afectado mientras explicaba los motivos de su salida: «Es una decisión personal. Cada verano me lo he planteado por mi familia, porque este trabajo exige mucho tiempo y dedicación. Creo que ha llegado el momento», confesó, destacando la pena por dejar a su gente, pero también la satisfacción de haber vivido una etapa única.
Martija insistió en que su salida se debía a la responsabilidad que sentía hacia el club: «Quiero que el Racing siga creciendo y no puedo estar plenamente dedicado a ello. Es una decisión tomada por mí y por respeto a todos». Durante su comparecencia, estuvo arropado por técnicos, empleados y directivos del club, entre ellos, el presidente Manolo Higuera y el entrenador José Alberto, visiblemente emocionados por la marcha de Martija.
A pesar de la tristeza, el vasco destacó que su salida se produce de una manera «limpia y honesta». «Me voy a casa para dedicarle tiempo a los míos. Ojalá me hubiese ido con un ascenso a Primera, sobre todo por vosotros», expresó. Sin embargo, dejó claro que su decisión nada tuvo que ver con los resultados deportivos, que consideró como «muy buenos», sino con la necesidad de priorizar su vida personal.
Martija, que ha estado al frente de la dirección deportiva durante los últimos tres años, se mostró agradecido por la oportunidad: «Me llevo una experiencia brutal. Estoy muy contento de haber vivido todo lo que hemos vivido juntos». A lo largo de estos tres años, Martija ha forjado una relación especial con el cuerpo técnico, especialmente con José Alberto, al que considera «el mejor fichaje» de su gestión. «Si yo siguiera este año, el entrenador del Racing seguiría siendo José Alberto. No sólo por ser un gran entrenador, sino por ser una persona espectacular», afirmó emocionado. «Hemos compartido risas, llantos, abrazos… Me llevo a un amigo», sentenció.