El Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria (IBBTEC) vuelve a situarse a la vanguardia de la investigación cardiovascular con su participación en el proyecto europeo CardioPharmaGENET. El grupo FIBROHEART, liderado por la científica Ana V. Villar, formará parte de esta ambiciosa iniciativa que busca revolucionar los tratamientos del corazón mediante la medicina personalizada. El proyecto, financiado por el programa COST de la Unión Europea, reunirá a 47 equipos de investigación de 17 países con un objetivo común: hacer realidad la farmacogenómica en la práctica clínica diaria.
La investigadora cántabra explica con entusiasmo el potencial de este trabajo: «Cada paciente responde de forma diferente a los medicamentos según su perfil genético. Nuestro reto es que estos avances dejen los laboratorios para llegar a las consultas». El proyecto obtuvo una de las mejores valoraciones en una convocatoria altamente competitiva, donde solo el 8,3% de las propuestas recibieron financiación.
La contribución del equipo cántabro se centrará en el desarrollo de organoides cardíacos, una tecnología puntera que permite recrear en el laboratorio versiones miniaturizadas del corazón humano. «Estos modelos nos ofrecen una precisión sin precedentes para probar tratamientos», destaca Villar. Su grupo es referente nacional en esta línea de investigación, que utiliza células madre para reproducir la complejidad de los tejidos cardiacos.
CardioPharmaGENET abordará durante los próximos cuatro años todos los aspectos necesarios para implementar la farmacogenómica en los hospitales. Desde el análisis del panorama actual hasta el desarrollo de protocolos clínicos, pasando por la creación de herramientas digitales y el estudio de los marcos regulatorios en los distintos países participantes. El proyecto incluirá además actividades formativas para garantizar que estos avances beneficien por igual a todos los ciudadanos europeos.
Para Cantabria, esta participación refuerza su posición como referente en investigación biomédica. «Es un reconocimiento al trabajo que venimos desarrollando y una oportunidad para seguir creciendo», concluye Villar, cuyo equipo ya trabaja en los primeros pasos de este ambicioso proyecto que podría cambiar el futuro del tratamiento de las enfermedades cardiovasculares.