Lo del Racing en Elda no fue una hazaña ni un ejercicio de épica: fue una irresponsabilidad. Porque cuando tienes todo para ganar, remontas dos veces, te pones por delante en el 96’ y aun así te dejas empatar, no hay nada heroico. Solo errores que se repiten. Fallos de concentración, falta de oficio y una defensa que vuelve a quedar señalada en el peor momento de la temporada. El Racing empató 3-3 ante un Eldense que se jugaba la vida, y el resultado sabe a derrota.
La presión del partido era máxima, pero los racinguistas comenzaron con ritmo y dominio. Solo eso. Sin profundidad. El Eldense, más directo y consciente de que su permanencia pasaba por ganar, golpeó primero con un gol de Dumic de cabeza. Otro tanto encajado a balón parado. Otro más.
Karrikaburu igualó antes del descanso con una gran acción individual, pero el Racing no fue capaz de imponer su superioridad técnica. La segunda mitad fue un vaivén de emociones. El Eldense volvió a adelantarse tras un córner mal defendido, Arana dio vida con un remate al palo y Andrés empató de penalti tras revisión del VAR.
El partido se fue a la prórroga. Ahí, Arana firmó el 2-3 en el 96’, en teoría el gol que debía cerrar el partido y sostener las aspiraciones del Racing. Pero lo que vino después volvió a dejar al equipo retratado: Chapela aprovechó una defensa estática para hacer el 3-3 en el 103’.
El Racing no supo sufrir. No supo cerrar el encuentro. Y lo más grave: no mostró colmillo cuando tenía la oportunidad de asaltar la cuarta plaza. Fue incapaz de rematar a un rival débil, al que le dio vida hasta el último suspiro.
José Alberto cambió piezas, introdujo piernas frescas, pero el equipo sigue sin mostrar fiabilidad cuando el reloj aprieta. No se gestionó bien el tramo final, ni física ni mentalmente. Y eso en un contexto de playoff se paga.
Con este empate, el Racing ya no depende solo de sí mismo para acabar entre los seis primeros. El margen se ha reducido, y aunque aún hay opciones, las sensaciones son preocupantes. Porque el equipo parece haber perdido esa solidez que lo sostuvo durante buena parte del curso. La defensa hace aguas, y los errores se acumulan en partidos clave.
El Racing dejó escapar una victoria crucial. Y lo que es peor: dio síntomas de flaqueza cuando debía mostrar madurez. El fútbol no perdona, y el playoff tampoco lo hará.