La investigación sobre el incendio ocurrido en el número 33 de la calle Juan de la Cosa, en Santander, que se saldó con la muerte de tres hermanos, ha concluido que el siniestro no fue provocado de forma intencionada. Así lo recoge el informe final elaborado por la Policía Científica, que ha corroborado las conclusiones de la Policía Judicial tras semanas de análisis y peritajes en el inmueble.
Según los resultados de la investigación, el fuego tuvo un único foco primario localizado en una de las habitaciones del quinto piso del edificio. Se descarta cualquier origen eléctrico y se apunta como causa más probable al uso de barritas de incienso, velas y aceites aromáticos. Esta conclusión se basa en los restos hallados en la estancia donde se originaron las llamas y en la ausencia de indicios que sugieran una manipulación externa o intencionada del fuego.
El informe detalla también cómo se propagó el humo y los gases generados durante el incendio. En primer lugar, el humo se expandió de manera horizontal por la vivienda en la quinta planta donde se inició el fuego. Posteriormente, encontró una vía de escape a través de un hueco localizado en el techo del pasillo, desde donde continuó su propagación en sentido vertical hasta alcanzar la buhardilla del edificio. En este último espacio residían las tres personas que, como consecuencia del siniestro, perdieron la vida.
Los fallecidos, dos varones y una mujer, todos hermanos, fueron víctimas de la inhalación de humo y gases tóxicos. Dos de ellos murieron en el lugar del incendio, mientras que el tercero fue trasladado con vida al Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, donde falleció días después debido a la gravedad de las lesiones sufridas.
Con la conclusión de la investigación, la Policía Nacional ha remitido toda la información recopilada al Juzgado de Instrucción Número Cuatro de Santander, que se encarga del caso. Este informe pone fin a las pesquisas sobre el suceso y descarta cualquier responsabilidad penal relacionada con su origen.
El trágico incendio ha generado una fuerte conmoción en la ciudad de Santander, especialmente entre los vecinos del barrio, que en los días posteriores al siniestro han mostrado su consternación por lo ocurrido y han expresado su apoyo a los familiares de las víctimas. Mientras tanto, el edificio continúa en proceso de evaluación estructural para determinar los daños y las medidas necesarias antes de permitir el regreso de los inquilinos que tuvieron que ser desalojados tras el suceso.