La última jornada del año para los equipos cántabros de la Segunda Federación dejó sensaciones encontradas, entre épicas remontadas, empates luchados y un necesario resurgir tras largas rachas negativas. El Rayo Cantabria, la Gimnástica de Torrelavega, el CD Laredo y el Escobedo, en contextos muy diferentes, pelearon hasta el último aliento para cerrar el 2024 dejando todo sobre el campo.
El Rayo Cantabria firmó un empate agónico (3-3) ante el Bergantiños FC en As Eiroas en un partido que tuvo absolutamente de todo. Los de Ezequiel Loza, que viajaban a Galicia con bajas importantes y la ilusión de despedir el año con un triunfo, mostraron una capacidad de lucha encomiable. Aunque comenzaron perdiendo tras el gol de Ramos de penalti en el minuto 22, lograron igualar el marcador antes del descanso gracias a un espectacular disparo lejano de Quicala. La segunda mitad arrancó con Ángel Pérez adelantando al Rayo tras una jugada individual brillante, pero la expulsión de Gomeza en el minuto 48 cambió el rumbo del partido. Con un hombre menos, los cántabros resistieron como pudieron, pero Omar empató para los locales en el 72 y Antañón parecía sellar la victoria gallega en el añadido. Sin embargo, Dani González emergió como el héroe racinguista con un gol en el 97 que aseguró un punto valioso para el filial verdiblanco. Con este resultado, el Rayo Cantabria cierra la primera vuelta con 25 puntos y en la octava posición, consolidándose como un equipo competitivo en una categoría siempre exigente.
La Gimnástica de Torrelavega, por su parte, cerró el año con un empate (1-1) en El Malecón ante el Fabril, filial del Deportivo de la Coruña. En un partido marcado por la falta de acierto en los metros finales, los blanquiazules lograron remontar un tempranero gol del conjunto gallego. Bill adelantó al Fabril en el minuto 20 tras una jugada colectiva bien elaborada, pero la Gimnástica nunca perdió la fe. Tras varias ocasiones fallidas, Santamaría logró el empate en el minuto 59 con un gran remate desde la frontal tras un centro medido de Chus Ruiz. A partir de ahí, los de Jaime Álvarez lo intentaron con insistencia, rozando el gol en varias ocasiones, pero la defensa visitante y su portero, Alberto, frustraron cualquier intento de remontada. Aunque no pudieron sumar los tres puntos, los torrelaveguenses dejaron una imagen positiva y competitiva frente a uno de los mejores equipos del grupo, cerrando la primera vuelta en posiciones tranquilas pero con margen de mejora.
El CD Laredo, en cambio, logró un empate sin goles (0-0) ante el UP Langreo en San Lorenzo que sabe a mucho más que un simple punto. Tras una racha de ocho derrotas consecutivas, el conjunto pejino estrenó a Juanma Fernández en el banquillo con un planteamiento defensivo sólido y una mayor confianza en su juego. En un partido sin demasiadas ocasiones claras, la lucha y la ambición del equipo fueron protagonistas. Iker Torre, que volvió a disputar los 90 minutos tras una larga ausencia, y Casta, recién recuperado de sus problemas físicos, aportaron solidez al equipo, que logró mantener su portería a cero por cuarta vez en la temporada. Aunque el Laredo no pudo encontrar el gol, este empate supone un punto de inflexión para un equipo que espera revertir su dinámica negativa en la segunda vuelta.
Por último, el Escobedo rompió su racha de once partidos sin ganar con un importante triunfo (2-0) a domicilio frente al Llanera. El conjunto camargués mostró su mejor cara en un partido clave para mantener viva la esperanza de la permanencia. Tras una primera mitad sin goles, el equipo dirigido por Samuel García encontró el camino a la victoria en el minuto 49, cuando Cagigal remató un balón servido por Nacho Martínez tras un córner. Aunque el Escobedo se quedó con un hombre menos en el minuto 71 por la expulsión de Laro, supo resistir los ataques del Llanera y sentenció el encuentro en el tiempo añadido con un penalti transformado por Juan Casar. Este triunfo permite al equipo cerrar el año con optimismo, aunque tendrá que mejorar sus resultados como local en la segunda vuelta para alejarse de los puestos de descenso.
En conjunto, la jornada dejó claro que los equipos cántabros no bajan los brazos y siguen compitiendo con orgullo y ambición. La pausa invernal será clave para ajustar estrategias y buscar una segunda vuelta que consolide sus objetivos en una categoría siempre reñida y exigente.